> ¿Qué psicólogo escojo?
Es primordial elegir bien el psicólogo. Amigos, familiares o el simple boca boca pueden recomendarnos un terapeuta. Aunque, cuidado: no es aconsejable ser atendido por el mismo profesional que una persona que nos es próxima, ya que se corre el riesgo de que las historias se entremezclen.
- El psicólogo posee el título de Licenciado en Psicología. No es un médico. La Seguridad Social puede hacerse cargo del coste de sus consultas si éstas han sido prescritas por un médico. El psicólogo se interesa por los comportamientos humanos.
- El psiquiatra es médico, por lo que establece un diagnóstico y puede prescribir medicamentos. Sus consultas son igualmente gratuitas dentro de la Seguridad Social.
- El psicoterapeuta utiliza un gran número de prácticas diversas. El psicoanalista está formado por la teoría analítica. Ambos profesionales no tienen un título académico reconocido por el Estado y por ello su consulta se restringe al ámbito privado.
> Antes de la primera consulta con el psicólogo
Se impone una pequeña preparación psicológica y mental para poder establecer un clima de diálogo abierto y sincero. Al principio, la comunicación es difícil porque a menudo la desconfianza está presente y las preguntas personales e íntimas a veces son dolorosas de abordar. Hay que ser consciente de ello e intentar lanzarse. No olvidemos que los psicólogos respetan al máximo el secreto médico.
> La primera consulta con el psicólogo
En general, a lo largo de la primera cita, el paciente explica las razones de su presencia y sus motivaciones. El terapeuta se va a interesar en su personalidad y en el entorno en el que se desarrolla. La consulta tiene en cuenta el pasado, y más particularmente, la infancia. El intercambio verbal es más o menos fluido según el psicólogo. Al final de la sesión se saca una reflexión sobre lo que se ha dicho.
En contra de lo que se suele pensar, los psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas son más partidarios del diálogo y proponen en muchas ocasiones que se cumplimenten ciertos test: de orientación, de reacciones (para las terapias comportamentales y cognitivas)... Los psicoanalistas, por su parte, te dejan que des rienda suelta a tus pensamientos y no intervienen casi a lo largo de la sesión para un buen desarrollo del análisis.
Consultar un psicólogo es una verdadera inversión personal que demanda una gran implicación del paciente. Además, el vínculo que se establece entre el paciente y el terapeuta tiene que estar basado en una relación de confianza y de cooperación, sin el cual no habrá ningún progreso.
Durante la sesión no dudes en hacerle preguntas sobre el “funcionamiento” de la terapia, su duración, las citas, lo que supone, sus honorarios... para evitar cualquier malentendido.
La frecuencia de las consultas varía entre 1 y 3 sesiones por semana durante varios meses o años, y la duración entre 30 minutos y una hora. El psicólogo especificará todas estas modalidades a lo largo de la primera consulta. Los honorarios por la consulta pueden oscilar entre 40 y 100€ aprox.
> ¿Y después?
El trabajo realizado se continúa en casa, a veces cumpliendo desafíos o retos que ha marcado el propio psicólogo. Implicarse en un proceso de cambio exige esfuerzos personales y coraje. Olvida la magia: no se puede alcanzar ningún objetivo después de 2 ó 3 sesiones (o es muy raro). Es un trabajo a largo plazo que requiere de perseverancia, pero que puede revelarse muy liberador.
Después de las primeras sesiones es útil hacerse preguntas acerca de la consulta, el contacto que se tiene con el psicólogo, si nos sentimos bien... Porque una buena relación con el terapeuta es una condición sine qua non para el buen desarrollo de la terapia. Si no estás a gusto, háblalo con tu psicólogo, y si es necesario acude a otro profesional.
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