Aunque para muchos la temporada navideña se percibe como el momento más encantador del año, con sus regalos, reuniones familiares, vacaciones y clima frío, para otros, independientemente de la salud mental, resulta ser una época estresante y generadora de ansiedad, debido a diversos factores.
La navidad ha comenzado oficialmente con la iluminación de las luces, pero su impacto se intensifica a medida que participamos en la decoración del hogar en mercadillos o nos acercamos a las comidas y cenas corporativas. Este periodo conlleva diversas presiones, desde la obligación de socializar hasta la preocupación por afrontar los gastos asociados.
Algunos individuos temen los encuentros familiares, que son el escenario perfecto para conflictos, mientras que otros tienen preocupaciones relacionadas con excesos en la comida, el alcohol o el tabaco. Independientemente de las razones específicas, el estrés, la ansiedad y la depresión durante la época navideña son desafíos muy concretos que muchas personas experimentan año tras año.
No obstante, la navidad debería ser un periodo de alegría y tranquilidad para todos. Por este motivo, hemos identificado ocho de los numerosos factores que pueden generar efectos negativos, con soluciones para disminuir tal impacto y prevenir que te sientas ansioso/a durante estas semanas.
Compras
La necesidad de encontrar un regalo para tus compañeros de trabajo, organizar el amigo invisible con amigos, decorar la casa para Navidad, planificar los menús de las cenas, lidiar con Papá Noel y los Reyes Magos; solo pensar o leer sobre estas responsabilidades, seguramente es agobiante. Si te sientes abrumada por las compras, es importante entender que no es necesario encontrar el regalo perfecto en este momento; no te pongas la presión de ser la mejor regaladora de la noche. A muchas personas les encanta recibir un "vale por". Si la idea de navegar por las zonas comerciales te estresa, considera realizar tus compras por internet. Esto no solo te alejará de las multitudes, el tráfico y la dificultad para estacionar, sino que también te permitirá tomarte más tiempo para hacerlo, sentada en tu escritorio y con una taza de té cómodamente en casa.
Tu economía
Si cuentas con recursos financieros limitados, la Navidad puede no ser la temporada más adecuada para ti. No solo se trata de los regalos, sino también de todas las actividades a las que te gustaría unirte, como cenas, fiestas e incluso posiblemente alguna escapada. Es crucial establecer un presupuesto y ceñirse a él. Una estrategia para evitar excederse es acordar con la familia y los amigos límites en los costos, por ejemplo, establecer un límite de 5 euros para los amigos invisibles, limitar las cenas 35 euros o comprar regalos de Papá Noel y Reyes solo para menores de edad.
Cuando hay fiestas y actividades, recuerda que no es necesario gastar mucho para disfrutar. Opta por eventos gratuitos en tu ciudad, visita exposiciones que sean más asequibles que una bebida y realiza excursiones a encantadores pueblos que aún no hayas explorado, llevando tu propia comida. La clave es no tener miedo de decir "no" si el plan propuesto resulta ser demasiado costoso para tus posibilidades económicas.
Las multitudes
Un elemento típico de la Navidad es que, independientemente del clima, las calles siempre están repletas de gente. Algunos salen de compras, otros para admirar las luces y algunos más para disfrutar de fiestas. No obstante, la experiencia de transitar en multitud por la ciudad suele ser abrumadora, especialmente cuando se está acompañado de niños pequeños, quienes pueden estresarse y eventualmente perderse.
La clave para evitar las aglomeraciones radica en la planificación. Trata de eludir horarios congestionados, como el mediodía y las 6 o 7 de la tarde. Memoriza tu ruta por el centro para no extraviarte, asegúrate de tener todas las reservas previamente realizadas para evitar colas, haz paradas ocasionales, como en zonas verdes que pueden ofrecer alivio, y mantén la paciencia en todo momento. No olvides salir de casa con una botella de agua y algún aperitivo.
Navidad y sus cenas familiares
Sí, la Navidad brinda la oportunidad perfecta para realizar aquello que a menudo no hacemos durante el año: reunir a la familia alrededor de la misma mesa, incluyendo abuelos, padres, hermanos, hijos, tíos, primos y cuñados. Es probable que asistan familiares que viven lejos y que aprovechan la ocasión para volver a casa de visita. Aunque esto inicialmente parece idílico, cálido y atractivo, puede convertirse en lo contrario si surgen las típicas disputas navideñas por cualquier cosa, capaces de amargarnos el momento.
Ante esto, es crucial no anticipar que la cena será perfecta como en las películas, ya que en realidad pueden surgir todo tipo de situaciones. Mantener una perspectiva realista te permitirá sobrellevar comentarios absurdos del cuñado o anécdotas vergonzosas que siempre recuerda tu madre. También puede contribuir a prevenir conflictos si nos concentramos en el significado de la celebración y en la oportunidad de estar juntos.
Ejerce moderación con el alcohol, ya que el exceso puede llevarte a expresar palabras de las que luego te lamentarás. Si hay tensiones familiares, evita sacar el tema durante la cena o, si es posible, trabaja en resolver el problema con antelación. Procura no tocar temas sensibles como la religión, el sexo, la política, el ejército o los equipos de fútbol. Finalmente, recuerda tu fortuna al tener a todos ellos en tu vida.
No seguir la dieta
Cuando te enfrentas a eventos como la comida de empresa, la cena con amigos, Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y la celebración de Reyes (como mínimo), resulta evidente que mantener el compromiso de una alimentación saludable puede ser complicado. Sin embargo, la única sugerencia que se puede ofrecer ante la ansiedad por el temor a excederse y ganar peso es ser prudente con las elecciones alimenticias.
Optar por una alimentación saludable contribuirá a mejorar tu bienestar, tanto física como emocionalmente. No hay problema si decides disfrutar de un cordero o chuletón, pero es fundamental regresar a tu rutina habitual de verduras y pescado a la plancha al día siguiente. No tiene sentido abandonar la alimentación saludable y excederse durante tres semanas, para después tener que pasar meses de recuperación.
Trata de reducir cantidades y comer más pausadamente. Dado que el cerebro demora aproximadamente veinte minutos en señalarnos que estamos satisfechos, comer lentamente conduce a ingerir menos en comparación con comer de manera rápida. Además, limita al máximo el consumo de alcohol, teniendo en cuenta que aunque te haga sentir bien en el momento, tu cuerpo experimentará sus efectos negativos después de un tiempo.
Las bebidas con altos niveles de azúcar, como los refrescos, los edulcorantes y los jugos de frutas, junto con el consumo de alcohol, pueden afectar negativamente el sistema nervioso del organismo, llegando a intensificar los efectos de la ansiedad y el estrés.
Soledad y recuerdos
Mientras que para algunos, el desafío radica en interactuar socialmente, para otros, la cuestión es la sensación de soledad. Ya sea vivir en solitario, tener conflictos familiares (o carecer de familia) o no contar con un grupo de amigos para el apoyo. Además, las festividades navideñas pueden generar ansiedad al recordar a un ser querido fallecido al que extrañamos profundamente.
Si tienes dificultades con la soledad, ten en cuenta que mantenerse en silencio y ser introvertido no es de ayuda. Considera la posibilidad de arriesgarte y acercarte a personas conocidas, ya sean compañeros de trabajo, del gimnasio o vecinos. Si esta opción no es viable para ti, organiza actividades que te gusten, como pasear por la montaña o la playa, visitar un museo o disfrutar de un libro.
Si la Navidad te resulta difícil debido a la pérdida de un ser querido, sugerimos dos enfoques para afrontarlo. En primer lugar, puedes recordar a esa persona especial manteniendo una tradición que le gustara, como preparar su plato favorito, entonar el villancico que solía cantar o colocar las figuras del belén de la manera que solía hacerlo. En segundo lugar, compartir tus recuerdos y hablar sobre el ser querido también puede ser una manera de gestionar el proceso de duelo positivamente.
Las obligaciones que no te gustan
Las agendas se llenan de compromisos que sientes que "debes hacer", pero que en realidad no te resultan atractivos. Esto puede incluir eventos como fiestas que no te interesan, comidas laborales que se extienden innecesariamente y de las que no obtendrás nada, o reuniones con la familia política donde se sirven alimentos que no son de tu preferencia. A pesar de ello, asistes a todo para evitar decepcionar a los demás.
Con frecuencia, hacer tareas que sentimos debemos hacer provoca estrés, y en el caso de algunos, incluso ansiedad. Por lo tanto, este año, enfócate en realizar actividades que realmente te apetezcan. Aprender a decir no es esencial. Dedicar la mayor parte del tiempo a actividades que te resulten gratificantes es una excelente manera de aumentar la alegría durante las festividades navideñas. Es posible que algunas personas se molesten por tus decisiones, pero no es tu problema, es el de ellos.
El "Grinch"
Uno de los motivos más comunes para tener dificultades durante la Navidad, es simplemente que no disfrutas esta festividad. Además, al expresarlo, siempre hay alguien que te etiqueta como malhumorado, cascarrabias o aguafiestas, sin poder creer que no te guste esta época.
Adoptar la actitud de 'ser el Grinch' generalmente está vinculado a problemas físicos y mentales, como tristeza, pérdida de apetito, trastornos del sueño y ansiedad. Por lo tanto, no debería tomarse a la ligera. Para mitigarlo, es crucial que te enfrentes al malestar que experimentas, que seas consciente de tus emociones de enojo y que te distancies de la navidad idealizada que se promociona en los medios.
LETTER
La Navidad va más allá de regalos, cenas armoniosas y niños disfrutando en trineo; en esencia, la Navidad es lo que decidas que sea para ti. Por lo tanto, intégrala de manera natural, no la enfrentes y organiza las vacaciones según tus preferencias, no conforme a las expectativas de tu pareja, madre o la sociedad.