"El dinero no da la felicidad, pero ayuda mucho". Este viejo refrán siempre está de actualidad y es importante administrar bien el dinero. Facturas, gastos habituales o imprevistos... Aquí tienes nuestros consejos para evitar la angustia de fin de mes.
Los diferentes comportamientos frente al dinero
No todos hacemos lo mismo con el dinero. El dinero no depende de nuestra cuenta bancaria, sino de nuestra personalidad. Lo que hacemos con el dinero muestra cómo dirigimos nuestra vida de forma general. Existen varios tipos de comportamiento frente al dinero:
• La derrochadora: ¡somos muchas! Ansiosas o contrariadas durante un momento, sólo nos puede calma (temporalmente) la compra de ropa, de un par de zapatos o de una joya. Gastosas sin ser compradoras compulsivas, podemos comprar sin tener los medios. A final del mes, o no, preferimos saber cómo están nuestras cuentas...
• La avara: ¡es hasta rácana! Su comportamiento está dictado por una necesidad de acumular y conservar su capital. Examina regularmente sus cuentas, compra pensándolo mucho... En otras palabras, el dinero tiene una función importante en la vida y es un signo de seguridad material y emocional.
• La generosa: le gusta hacer regalos a la gente que quiere y a menudo compra sin contar. También es un modo de apropiarse de la estima de los demás. Esto puede ser un signo de culpabilidad o, al contrario, una generosidad verdadera, más rara.
• La equilibrada: tiene una relación sana y madura con el dinero. Sabe administrarlo, economizarlo cuando es necesario o gastarlo para darse un gusto sin culpabilizarse.
Administrar los gastos, etapa por etapa
• Haz tus cuentas: enemigo jurado de las gastosas, hacer las cuentas angustia más que calma. Pero, sin embargo, es muy útil y permite evitar ver tu presupuesto en números rojos. Debe tomarse como costumbre, pero sin estar cada día mirando en Internet. Es mejor consultar la cuenta una vez a la semana, para estar al día de los gastos a medida que los haces. Otra solución: apunta tus salidas y entradas de dinero en una tabla organizada en categorías (presupuesto fijo, gastos pasajeros y gastos mensuales, por ejemplo).
• Paga mensualmente: los impuestos, el seguro del coche, el pago de servicios bancarios, los préstamos... A veces es difícil sacar una gran cantidad de golpe, con riesgo de verse al descubierto. La solución: piensa en pagar en mensualidades estos gastos obligatorios. A menudo cargados a principio de mes, te permiten ver en claro y no endeudarte inútilmente. Si es posible, pide que te lo carguen unos días después de haber cobrado el salario.
• Prevé un presupuesto fijo: se trata de anticipar cada mes el gasto habitual y aproximado de las cosas de la vida diaria. La alimentación, la gasolina, pero también el móvil, Internet, el transporte público, las actividades deportivas... Se trata de cantidades que se deben tener en cuenta para la gestión de un presupuesto y para sustraer del salario mensual.
• Mantente en contacto con tu consejero financiero: ¡tu banquero es tu amigo! Nada sirve para evitarlo, sobre todo si hueles que el descubierto está a punto de darte en la nariz. Aparte de ti, sólo él conoce tus gastos y puede aportarte soluciones en caso de problemas. No dudes en citarte con él al menos 3 veces al año para hablar sobre el estado de tus cuentas y, por qué no, para estudiar inversiones o préstamos.
• Evita los débitos diferidos: si sabes que no te lo puedes permitir pero aún así quieres comprar algo de importe considerable, evita al máximo los débitos diferidos. Podrías olvidarte de este gasto y encontrártelo a final de mes.
• Prohíbete las compras a crédito: cuántas personas se han arrepentido de estas compras compulsivas, realizadas con créditos, como suelen proponerlo los grandes almacenes. Hi-fi, electrodoméstico... si te cuesta administrar el dinero, olvida estos métodos e intenta ahorrar para pagar lo que quieras.
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• Prevé un margen de maniobra: una compra imprevista, una preocupación material... ¡Más vale prevenir ante toda eventualidad! Piensa siempre en dejar provisiones en tu cuenta para evitar los descubiertos. O bien, prevé otra cuenta con ahorros para poder tirar de ella de forma excepcional...