Entre los 30 y los 40, aquellas mujeres que no han sido madres y quieren serlo suelen experimentar una sensación de urgencia. Saben que la edad es determinante a la hora de que un embarazo transcurra con todas las garantías, y que cuanto más se adentran en la cuarentena sus opciones se reducen. Pero, ¿Y si no fuese así?
Según estudios recientes la espermidina podría ser la clave para alargar la edad en la que se puede ser madre, logrando que el periodo de vida fértil se extienda. Hoy vamos a contarte qué es y lo que los científicos han descubierto en relación a ella.
¿Qué es la espermidina?
La espermidina es una molécula que que se halla en tejidos y órganos, pero que también puede asimilarse por medio de la dieta. Descubierta hace más de un siglo, recibió ese nombre debido a su presencia en el sémen. Aunque el cuerpo es capaz de producirla, con el paso de los años es menos eficaz en esa tarea por lo que conviene un aporte a través de la alimentación o los suplementos. Entre aquellos alimentos ricos en espermidina podemos citar los garbanzos, la soja, el queso azul, los guisantes, los champiñones, las manzanas, las lechugas, las nueces y las patatas.
Entre sus efectos positivos figuran la mejora de la inmunidad en personas mayores y también juega un papel importante en la longevidad. Esta molécula tiene la capacidad de estimular un proceso conocido como autofagia, que recicla los los componentes defectuosos de la célula. Es decir, la espermidina sirve para eliminar aquellos componentes que dañan las células y colabora a la renovación de éstas.
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Resultados sorprendentes
Si bien esto ya era conocido, la suplementación con espermidina en roedores ha mostrado una serie de sorprendentes resultados en el ámbito de la fertilidad. En las investigaciones llevadas a cabo se comprobó que esta restauración celular también afectaba a los ovarios, aumentando la calidad de los óvulos que estos producían hasta niveles cercanos a los de ejemplares más jóvenes.
Por supuesto todavía falta confirmar que los resultados obtenidos en esta investigación puedan reproducirse en personas, pero de ser así, significaría un paso de gigante en lo que se refiere a fertilidad femenina en edades más avanzadas. Si los estudios que se lleven a cabo confirman la impresión inicial, las mujeres podrían abordar la maternidad pasados los 40 con muchas más garantías de éxito de las actuales y probablemente el hecho de ser madre pasada esa edad dejaría de ser excepcional.