Sí, es cierto. El calabacín es una de esas verduras que despierta pasiones y odios a partes iguales. Puede que lo hayas probado a la plancha y no te convenza o que lo hayas tomado crudo como parte de una ensalada y su sabor no te haya conquistado pero te proponemos que le des una segunda oportunidad. Muy saludable, delicioso y capaz de formar parte de tantas recetas... ¡A nosotras nos encanta! ¿Quieres saber por qué?
Su origen y sus clases
¿Sabes de dónde procede el calabacín? Su origen se sitúa en América Central y aunque se cultiva durante todo el año en nuestro país, lo cierto es que se trata de una verdura de verano. Forma parte de la familia de los cucurbitáceos al igual que sus hermanas las calabazas y, por increíble que parezca, también del melón. Hemos descubierto, además, que existen algunas variantes de este vegetal:
- Pepo: son frutos de forma esférica y gran tamaño, de color amarillo o anaranjado y sabor dulce.
- Ovífera: su forma es variable y su tamaño entre mediano y pequeño. Poseen un sabor amargo.
- Calabacín tipo oscuro: su color es verde o negro y su forma cilíndrica.
- Calabacín tipo claro: los frutos son de color gris o gris verdoso.
Te preguntarás ahora cómo elegiremos el adecuado. La recomendación principal es que, independientemente de la variedad, el calabacín sea a la vez pesado, firme y liso. Preferiremos los largos y finos por ser menos fibrosos que los frutos más gruesos.
Calabacín para una salud de hierro
Compuesto en un 95% de agua, contiene una tasa elevada de minerales, de fibras y de vitaminas. Se le reconoce un valor calórico casi nulo y se aconseja su consumo en numerosas dietas. Se recomienda para luchar contra los problemas cardiovasculares y facilita el tránsito intestinal. Contiene además fósforo, magnesio, potasio y calcio.
Pero el calabacín no solo nos hace sentirnos bien por dentro, sino que tiene efectos externos, por ejemplo en la belleza de nuestra piel. Su alto contenido en vitamina C, provitamina A y vitamina B3 mejora la salud y apariencia de la piel. Los expertos recomiendan, además, no pelarlos ya que en la parte externa del calabacín se concentra una buena parte de sus sustancias beneficiosas.
¿Nos ponemos manos a la obra?
El calabacín es uno de los alimentos básicos de la cocina mediterránea. Ya optemos por tomarlo cocinado o crudo, es capaz de transformarse e introducirse en casi cualquier plato.Te proponemos algunas ideas a continuación:
Ensalada siciliana con calabacín
¿Qué te parece si preparamos una ensalada con calabacín crudo? Para ello necesitaremos comprar una pieza muy tierna y sin fibras para que resulte agradable ingerirlo sin cocinar. ¿Nuestra recomendación? Una ensalada de estilo siciliano.
Ingredientes:
- Una ensalada de brotes variados
- Mozzarella
- Tomates cherry
- Tomates secos en aceite
- Aceitunas negras cortadas en láminas
- Calabacín
- Vinagre balsámico de módena
- Sal
Modo de elaboración:
En primer lugar lavamos los brotes y los ponemos en una ensaladera. Agregamos después todos los ingredientes al gusto. Troceamos un calabacín pequeño en forma de chips muy finitas, casi transparentes y, por último, aliñamos todo con vinagre de módena y sal.
Tortilla de calabacín y queso
¿Has probado a elaborar una deliciosa tortilla de calabacín? Es la manera ideal de convencer a los peques de la casa para que coman esta saludable hortaliza.
Ingredientes (para 4 personas):
- 6 o 7 huevos
- Puerro o cebolleta
- Un calabacín tierno
- Queso tipo sándwich
- Aceite de oliva
- Sal
Modo de elaboración:
En primer lugar, doraremos las hortalizas en una sartén a fuego lento con un chorrito de aceite de oliva. Agregaremos el puerro cortado en láminas en primer lugar y, pasados un par de minutos, será el momento de añadir el calabacín cortado en daditos.
Cuando estén cocinados, colocamos la verdura sobre papel de cocina absorbente para retirar el aceite sobrante. Mientras tanto, en un bol aparte batimos los huevos y cuando estén listos, agregamos las verduras y mezclamos bien antes de incorporar de nuevo a la sartén con un chorrito de aceite caliente. Cuando comience a dorarse por uno de sus lados y antes de darle la vuelta, colocaremos tres lonchas de queso tipo sándwich (o cualquier otro que nos guste) y haremos una especie de rollo con la tortilla para que se funda. ¡El resultado encantará a todos!
Calabacín relleno de atún
Quizás hayas probado las berenjenas rellenas pero aún no hayas experimentado con los deliciosos calabacines rellenos. Como imaginarás una verdura tan versátil como ésta nos da la posibilidad de rellenarla de mil formas diferentes.
Ingredientes (para 6 personas):
- 3 berenjenas medianas
- 150 g atún
- Media cebolla picada
- 2 dientes de ajo picados
- Un pimiento verde
- Perejil picado
- 200 ml de salsa de tomate casera
- 3 cucharadas de queso rallado
- 1 cucharada de pan rallado
Modo de elaboración:
En primer lugar, lavamos y dejamos secar los calabacines. A continuación, cortamos por la mitad y les hacemos unos pequeños cortes para separar la carne de la piel y los introducimos en el horno durante unos 10 o 15 minutos para que podamos vaciarlos con facilidad cuando se enfríen.
En una sartén, sofreímos la cebolla, los ajos y el pimiento cortado en daditos con un chorro de aceite de oliva bien caliente. Cuando comiencen a dorarse, incorporamos la carne del calabacín cortada en daditos y el atún. Después, agregamos el perejil y la salsa de tomate y dejamos cocinar durante unos diez minutos.
A continuación, rellenamos cada una de las mitades con la mezcla y espolvoreamos por encima el queso y el pan rallado. Introducimos en el horno a 200º y esperamos a que se doren.¡Deliciosos!
Además, el calabacín puede ser el protagonista de tu pisto manchego o de unos riquísimos buñuelos. También puedes incluirlo en una quiche de verduras, en el arroz al estilo oriental con verduras y salsa de soja o en una parrillada cuando organices una de esas comidas con los amigos para celebrar al fin que llega el buen tiempo. ¡Conquistarás a todos!
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