Nuestros relojes biológicos son diferentes, por lo tanto, los ciclos circadianos son más largos en algunas personas que en otras. Katharina Wulff, bióloga de la Universidad de Oxford, cree que obligar a las personas a cambiar sus ciclos naturales puede ser dañino. Cuando se rompe el ciclo circadiano, el cuerpo continúa produciendo melatonina durante la mañana. Esto tiene diversos efectos negativos como ansiedad, baja concentración y problemas para conciliar el sueño.
Además, otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Westminster demostró que madrugar que las personas que se despiertan temprano suelen presentar mayores niveles de estrés, migrañas, dolores musculares, resfriados y mal humor. ¿Cómo lo demostraron? ¡Muy sencillo! A los voluntarios participantes en el estudio, un total de 42 personas, se les tomó una muestra de saliva ocho veces al día durante 48 horas. La primera muestra que se tomaba nada más levantarse reveló datos interesantes: las personas que se despertaban antes de las 7:30h de la mañana presentaban un nivel de cortisol (también conocida como la hormona del estrés) mucho más elevado que las personas que se despertaban más tarde, y éste se mantenía durante todo el día. También descubrieron que estas personas mantenían peores relaciones sociales, dolores musculares y de cabeza, e incluso se resfriaban con mayor facilidad.
Por ello, si eres de los que cada vez que suena el despertador te cuesta horrores salir de la cama ya tienes la excusa perfecta para retrasar cinco minututos más la alarma sin sentirte culpable. ¡La ciencia ha hablado!
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