Siempre nos habían dicho que beber alcohol es malo para la salud, y no lo cuestionamos. Sin embargo, muchos estudios, como uno publicado por el British Medical Journal, aseguran que un consumo controlado y siempre moderado de algunas bebidas muy concretas puede ser muy beneficioso para el organismo. Es el caso del vino, que gracias a su alto contenido en polifenoles, elimina los radicales libres y protege el corazón. Si quieres saber más, sigue leyendo...
Seguramente hayas oído alguna vez el dicho de que una copa de vino al día ayuda a mejorar la salud, sobre todo a partir de ciertas edades. Lo cierto es que detrás del famoso refrán hay muchos estudios que avalan los beneficios que una ingesta diaria de unos 125 ml de vino tinto (el equivalente a una pequeña copa), tienen sobre el organismo, sobre todo sobre la salud cardiovascular.
El vino es un alimento muy complejo que incluye una multitud de sustancias diluidas en aproximadamente 14 partes de alcohol por 86 de agua. Entre estas sustancias destacan los polifenoles, unos antioxidandes naturales que reducen el colesterol malo, impidiendo que el intestino lo absorba y que pase a la sangre, para evitar que se acumule en las arterias. Por otro lado, las uvas rojas de las que se obtiene el vino tinto son una excelente fuente de resveratrol, una mólecula "desengrasante", que aumenta los niveles de colesterol bueno y evita la formación de coágulos en la sangre.
¿Qué otros beneficios aporta el vino?
Además de mejorar la salud cardiovascular, el vino (que a poder ser siempre tiene que ser tinto), tiene otros beneficios positivos sobre el cuerpo. ¡Descúbrelos!
Un aliado para bajar de peso: el vino tinto tiene una propiedad muy especial: activar un gen que impide la formación de nuevas células de grasa. Diversos estudios, como el de la Universidad de Massachusetts, también han concluido que el vino puede reducir los antojos por alimentos dulces o altos en grasas que sufren algunas personas durante la noche. Obviamente, los resultados serán más visibles si lo combinamos con una dieta equilibrada y un poco de ejercicio.
Protege el cerebro: al ser antioxidante, el vino tinto mejora el riego sanguíneo y evita el endurecimiento de las arterias y las neuronas, de forma que puede ayudar a prevenir demencias y enfermedades neurodegenerativas del cerebro. ¡De ahí que esté recomendado a personas de cierta edad!
Trata las infecciones de encías: si te sangran las encías o tienes sensibilidad dental, acompaña tus comida o cena con una copita de vino tinto. Las uvas tienen compuestos que, al ser fermentados en vino, tienen la virtud de evitar la aparición de los estreptococos y las bacterias vinculadas a las caries. Además, el vino también puede ser muy eficaz contra los dolores de garganta.
¡Más felicidad!: como ocurre con el chocolate, al ingerir vino liberamos endorfinas, las hormonas responsables de la felicidad. El vino combinado con determinados alimentos y platos (hablamos del maridaje) potencia aún más el sabor y el disfrute de la comida, de ahí que nos sintamos mucho mejor al tomarlo. Eso sí, ¡siempre con moderación!
Puede prevenir ciertos tipos de cáncer: sobre todo el cáncer de pulmón en personas fumadoras, o el cáncer de mama en mujeres. Esto podría deberse al resveratrol, que frena los efectos del estrógeno, la hormona femenina por excelencia.
Cuida tus riñones: la ingesta diaria de vino tinto puede disminuir el riesgo de desarrollo de piedras en el riñón. Y es que gracias sus propiedades antioxidantes y astringentes, puede evitar que las bacterias se adhieran a la vejiga y los riñones, y que además, el filtrado y depuración de estos órganos sea mucho mejor. Y es que el vino, en definitiva, puede considerarse como uno de esos alimentos que ayudan a vivir más y mejor, siempre que se tome con responsabilidad y moderación.
LETTER
Y además:
10 cosas que debes saber cuando te bebes un vino
Maridaje con vino: algunos consejos básicos