La caries dental es una de las enfermedades infecciosas de mayor prevalencia en el ser humano. Para que aparezca tienen que concurrir varios factores:
>Que haya dientes ya en boca: cuando aún no han erupcionado no puede haber caries, pero, ojo, se recomienda pasar una gasa seca por las encías ya que la erupción de alguna esquina de diente puede ser imperceptible y ya es necesaria su higiene.
>Que haya bacterias: las bacterias en la boca de los niños proceden de los padres, probar la comida, soplar cuando está caliente, dar besos en la boca hace que haya una transmisión de las baterías. Muchas de ellas son saprofitas, necesarias pero también se adquieren las que causan la caries.
>Dieta: todos sabemos que el azúcar provoca caries. El consumo de carbohidratos fermentables, como el azúcar, y no tener un aporte suficiente de flúor, va a favorecer la aparición de la caries. En niños de corta edad hay que añadir a la ecuación que la higiene muchas veces no es adecuada por eso cobran más importancia los hábitos dietéticos.
Los cuidados en la dieta deben empezar ya en el embarazo y después en el recién nacido. Esa será la estrategia preventiva más adecuada frente a la caries.
Aunque la eterna pregunta es: ¿la leche materna produce caries? Hoy podemos afirmar que no. La leche materna no es cariogénica por sí sola. Sin embargo, los estudios demuestran que en combinación con otros carbohidratos o remansada en la boca del bebé dormido sí se asocia a caries tempranas. Por el mismo motivo se debe evitar el biberón con zumo o hidratos de carbono sobre todo cuando el bebé se va a dormir. Para este fin, se recomienda el uso de agua como elemento tranquilizante más que nutritivo.
Cuáles son los alimentos más cariógenos para los niños
Según estudios realizados la cantidad máxima de azúcar por niño y día deberían ser 30g. Es muy frecuente dar de merendar un Actimel (13g de azúcar), cereales (16,8g), un yogur azucarado de fábrica (13,3g), etc... No es que no pueda hacerse pero debemos ser conscientes de la cantidad de azúcar que el niño está ingiriendo.
La consistencia de los alimentos también es un factor importante ya que el tiempo que esté adherido al diente va a aumentar o no la susceptibilidad a tener caries. Los alimentos duros (manzanas, zanahorias) realizan una labor de arrastre y ayudan, junto a la saliva, a eliminar los restos pegajosos. No es lo mismo comer un donut y luego un puñado de frutos secos, los cuales arrastran los azúcares, que al revés. Cuanto más pegajoso, más tiempo pasará en contacto con los dientes. Ojo con las ciruelas disecadas, higos, pasas, patatas y, por supuesto, gominolas.
Las bebidas carbonatadas consiguen adentrarse entre los dientes y actuar en esas zonas donde el cepillo llega peor. Los zumos de frutas concentrados o con azúcares añadidos tienen múltiples beneficios, pero proporcionan ingredientes que endulzan su sabor para hacerlos más atractivos, eliminando muchas de las propiedades originales de la fruta (como la fibra y vitaminas). Por tanto, conviene optar por zumos naturales y beberlos con moderación, o al menos revisar los ingredientes de los zumos envasados para elegir los de menor porcentaje de azúcar. Existe la teoría psicológica de que el dulce se asocia a la época de lactancia, provocando por ello una mayor preferencia a consumirlos; una posible solución sería no acostumbrar a los niños desde tan pequeños a sabores dulces.
Igual de importante es la frecuencia en el consumo de los alimentos. Las bacterias cariogénicas comienzan a actuar en torno a los 20 minutos después de haber comido y el mecanismo es siempre igual: producen una disminución del pH bucal haciendo que la boca sea un medio más ácido y, por tanto, dañino para los dientes. El esmalte, que es la coraza del diente y se daña con el ácido, se va debilitando y permite que se formen en él verdaderos agujeros colonizados por bacterias que da lugar a las caries. Por eso, en los niños, al igual que en los adultos, es importante no caer en el “picoteo” entre comidas para evitar, precisamente, esos descensos de pH. No es lo mismo que el ataque de las bacterias tenga lugar 4 o 5 veces al día que 10.
Los chicles sin azúcar, con edulcorantes acalóricos, estimulan la saliva por lo que se recomienda tras las comidas cuando el cepillado no es posible. En el cole, después del almuerzo o la merienda, el niño no tiene un cepillo a mano. Existen chicles que incorporan calcio, fosfato, flúor (componentes beneficiosos para los dientes) y xilitol, un edulcorantes anticaries y antimicrobiano.
¿Qué alimentos son recomendables para evitar la caries?
Evidentemente, una dieta en los niños debe cumplir una serie de requisitos más allá de la prevención de la caries. Por eso, las dietas aconsejadas por los odontopediatras tienen en cuenta siempre las recomendaciones de nutricionistas y pediatras. Dicho lo cuál, es bueno que conozcamos los alimentos que nos pueden ayudar a prevenir la caries:
>Las grasas evitan la adherencia de azúcares en los dientes, actúan como un detergente, por tanto, protegen, de algún modo, a la superficie dental frente a la caries.
>Las proteínas junto al calcio y al fósforo resultan útiles porque evitan la desmineralización del diente. Alimentos que cumplen bien estos criterios son, por ejemplo, las sardinas, las nueces, las almendras, los pistachos o el queso.
>No está de más saber que las lentejas, el arroz, los espárragos, el tomate o el rábano son alimentos muy ricos en flúor.
No obstante, no hay que exagerar y es que por todos es sabido que el exceso de grasas es perjudicial en la dieta, tanto en adultos como en niños. Pues bien, el exceso de flúor en la ingesta puede, paradójicamente, debilitar los dientes. Ojo con ciertas aguas minerales, con un elevado contenido en flúor. No hay que empeñarse en suplementar la dieta con este elemento porque puede acabar siendo contraproducente. En definitiva, la clave para una buena alimentación en relación a la salud dental no consiste en prescindir de algunos alimentos, sino saber cuándo comerlos y hacerlo en su justa medida.
Recomendaciones para mantener protegidos los dientes de tus hijos
Y, además de todo lo que hemos comentado sobre la dieta, no te olvides de estas sencillas recomendaciones del Centro MaterNatal Dental para mantener protegidos los dientes de tus hijos:
1. La boca debe limpiarse desde, casi, el momento de nacer. En las primeras semanas de vida conviene pasar una gasa limpia y húmeda por las encías del bebé después de las tomas. Cuando el primer diente haga su aparición en la boca, es el momento de comenzar a cepillarse. Debe hacerse con un cepillo de cerdas suaves y, al menos, 2 veces al día después del desayuno y la cena. Controlaremos, siempre, cómo se cepillan nuestros hijos ya que hasta los 5 años no tienen habilidad suficiente para hacerlo de forma eficaz. Como en todo, hay que aprender, al principio necesitarán mucha ayuda por nuestra parte, pero poco a poco serán ellos los que se cepillen de forma automática y correcta.
2. Se debe usar un dentífrico con flúor. Hasta los 3 años, pondremos una cantidad similar a un grano de arroz. Entre los 3 y 6 años, el equivalente al tamaño de un guisante. No es necesario usar más.
3. Una visita al odontopediatra cada 6 meses es fundamental, no sólo para tratar sino, sobre todo, para prevenir problemas dentales en los niños. El odontopediatra es el profesional que podrá elaborar hojas de dieta y darte los mejores consejos higiénico-dietéticos en relación con la boca de tus hijos. Además utilizará técnicas preventivas cuando está indicado, como selladores o fluoración tópica y, si apareciera una caries o cualquier otro problema en la boca, podrá manejarlo sin que el niño lo viva como algo traumático.
Recuerda siempre que una boca sin caries en la infancia se relaciona con una boca sana en el adulto.
Contenido elaborado en colaboración con Ana Ruiz Guillén, odontopediatra, y Jorge Giner, odontólogo y director de Maternatal Dental
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