Vemos con frecuencia que los niños actuales utilizan la manipulación emocional para lograr lo que quieren sin esfuerzo. Esto sucede porque la actual generación de padres y madres tienen serios problemas para establecer límites. Creen, por algún motivo, que educar bien a sus hijos es complacer todos sus deseos, y esto, a ojos del divulgador Alvaro Bilbao, es una forma de maltrato.
Puede sonar paradójico, pero según el punto de vista de este neuropsicólogo - que tiene una notable repercusión en Instagram con más de 2 millones de seguidores en su cuenta- los límites son la base de la educación de un niño, y al no establecerlos lo que estamos haciendo es condenarlo a una vida de frustración. Esta frustración, además, conlleva toda una serie de consecuencias negativas aparejadas, como son un aumento de la agresividad o la incapacidad de gestionar problemas.
Por qué son necesarios los límites
Los límites son imprescindibles en la educación de un niño porque les proporcionan orientación y seguridad. A edades tempranas el mundo es un lugar de constante descubrimiento, y los niños no saben gestionar muchas de las situaciones a las que tienen que enfrentarse porque no han adquirido las habilidades para hacerlo. Al establecer unos límites claros, les ayudamos a conseguirlo.
Además, según Bilbao, los límites y normas sirven para establecer disciplina, y cuando un niño no los experimenta sufre un menor desarrollo de la corteza prefrontal. La corteza prefrontal es la que regula el autocontrol, la resolución de problemas y el modo en el que afrontamos los desafíos. Todas estas son habilidades necesarias para desenvolverse normalmente en la sociedad, y si los niños no desarrollan esta zona del cerebro en la medida de lo necesario, lo más probable es que tengan una vida adulta llena de problemas.
Cómo establecer límites al niño
Esta falta de límites se debe en muchas ocasiones a que los padres no quieren ejercer un rol autoritario. Sin embargo Bilbao insiste en que no necesariamente ambas cosas van de la mano. Marcar límites no consiste en un modelo de educación restrictivo, sino en generar una zona de seguridad. Los límites han de marcarse de forma positiva, ser flexibles en algunos casos y deben comunicarse adecuadamente.
Padres y cuidadores deben colaborar en esta tarea, sabiendo acompañar al niño y proporcionando apoyo cuando experimente emociones negativas ante dichos límites, pero también haciéndole entender que no son un capricho ni están definidos sin criterio alguno. El niño, para aprender a aceptar reglas y normas, necesita saber cuales son los motivos subyacentes, y con una adecuada comunicación, resultará más fácil para él aceptarlos de buen grado.
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