A lo largo de nuestra vida se crea una relación con la comida que va a repercutir de manera significativa en la salud. Cuando esta relación está basada en hábitos positivos podemos esperar que la comida se convierta en fuente de satisfacción y que nuestros niveles de energía y vitalidad sean satisfactorios. Si por el contrario los vínculos que creamos con ella son inadecuados, de ello se derivan toda una serie de problemas.
De ahí que sea tan importante que ya desde la infancia inculquemos en la mente de nuestros hijos una forma de pensar y sentir correcta hacia los alimentos. Los desordenes alimenticios pueden afectar en gran medida su futura calidad de vida y esto es algo que se puede evitar si no se cometen determinados errores. Hoy vamos a ver 4 frases que los expertos recomiendan evitar decir a los más pequeños para prevenir que en el futuro puedan tener una conducta alimentaria inadecuada.
“Puedes comerte el postre después de comerte la verdura”
Si a los niños les ofrecemos alimentos como premio por comerse otros, de forma inconsciente ellos crearán una división entre buenos y malos. Por lo tanto, es de suponer que en su edad adulta, cuando ya no dependan de nadie, consumirán unos y evitarán otros. La actitud adecuada es tratar de hacer el momento de la comida algo divertido, creando historietas alrededor de ese alimento que en un principio les resulta menos de su agrado.
"Si te callas, te doy un dulce"
Cuando se emplean los dulces como forma de comprar la voluntad del niño se crea un precedente muy peligroso, que además no se limita a la comida. Los niños pueden adquirir la idea de que llevar a cabo ciertos comportamientos que resultan molestos para los demás puede conllevar una recompensa. Además, al identificar los dulces como estímulo agradable, estamos creando un peligroso precedente. En el futuro pueden recurrir a ellos para sentirse bien cuando se enfrenten a los problemas propios de la edad adulta.
“Tienes que probar un bocado más antes de poder decir no”
Aunque muchas veces creamos que como progenitores estamos en la obligación de hacer que los niños coman, hacerlo puede llegar a ser muy negativo. El niño debe ser capaz de identificar las señales de hambre y saciedad y actuar en consecuencia. Si les forzamos a comer cuando no están llenos, pueden desarrollar comportamientos que les lleven a aceptar situaciones que no son de su agrado.
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"Cómete 3 o 4 bocados más. Hazlo por mamá"
Empleando el chantaje emocional como herramienta para que los niños coman, solo se logrará que éstos crezcan pensando que manipular los sentimientos de las demás personas es aceptable si el propósito lo merece. Es mucho mejor tratar de convencerles de las virtudes que para su salud tienen determinados alimentos que jugar a hacerles sentir culpables por no satisfacer las expectativas de sus seres queridos.
