En España se estima que la prevalencia de la enuresis es del 15% a los 5 años de edad, del 10-13% a los 6 años, 10% a los 7 años y de 6-8% a los 10 años, reduciéndose al 1% a los 15 años, con una tendencia hacia la resolución espontánea a medida que el niño crece, aunque puede prolongarse hasta la edad adulta (sólo en un 2% de adultos). La enuresis nocturna tiene una prevalencia en torno a 2 veces mayor en los niños frente a las niñas y sucede así en todas las edades hasta la pubertad, aunque esta desigualdad tiende a disminuir a partir de los 8-10 años.
¿Qué es la enuresis?
Cuando hablamos del término enuresis nos referimos a cuando los peques se hacen pis en la cama una vez ya han realizado el paso de los pañales a ir al baño solitos, es más, se considera que comienza alrededor de los 6 años, una edad a la que ya es controlable.
Si tienes dudas de que a tu hijo puede estar sucediéndole esto lo mejor es que acudas a su pediatra para que le haga un diagnóstico del problema y buscar las mejores soluciones. Se establece el diagnóstico de enuresis, cuando el niño se hace pipí por lo menos 2 veces a la semana durante un mínimo de 3 meses o bien, aunque sucede menos frecuentemente el hecho provoca un malestar significativo en su vida. Tal como ya se ha dicho, el niño debe haber alcanzado la edad en que es esperable la continencia, es decir, los 6 años de edad o tener un nivel de desarrollo equivalente. Es necesario descartar la existencia de una enfermedad médica.
Tipos de enuresis
En la enuresis nocturna primaria el niño no ha conseguido nunca el control voluntario de la micción durante el sueño, mientras que la enuresis nocturna secundaria ocurre después de un período de continencia urinaria establecido.
Asimismo, la enuresis puede ser clasificada según su forma de presentación:
>Diurna: cuando la incontinencia tiene lugar durante el día.
>Nocturna: que tiene lugar mientras el niño está durmiendo. Esta última es la más frecuente y representa el 75% del total de enuresis.
Factores de éxito para el tratamiento de la enuresis
- Edad adecuada (más de 5 años en niñas, más de 6 años en niños).
- Que no moje la cama todos los días.
- La motivación del niño a resolverlo.
- Padres motivadores hacia el cambio, no demasiado autoritarios o que presionen al niño.
- Buen ambiente familiar.
- Buena adaptación del niño a sus ambientes (escuela, amigos).
Los factores que dificultan en mayor medida un buen final al iniciar un tratamiento de enuresis infantil son:
- Cuando el niño se comporte de forma despreocupada y/o no se implique.
- Corta edad (nunca antes de 6 años).
- Episodios diarios, es decir, que moje la cama cada noche.
- Ambiente estresante.
- Problemas adaptativos o emocionales por parte del niño (dificultades de rendimiento en la escuela, problemas de relación con compañeros, conflictos frecuentes en casa...).
- Haber probado muchas estrategias inadecuadas para intentar resolverlo.
Causas de la enuresis infantil
>Factores madurativos: se trata de retrasos de maduración de las estructuras orgánicas y nerviosas que sustentan el aprendizaje.
>Factores genéticos: en realidad los factores fisiológicos y madurativos están influenciados por la genética. Diferentes estudios apuntan hacia una predisposición heredada. El riesgo de un niño tenga enuresis es del 43% si uno de los padres ha tenido enuresis, llegando al 77% si ambos padres lo han sufrido. El porcentaje se reduce a un 15% si ninguno de los padres lo ha tenido de pequeños.
>Factores de aprendizaje: se considera enuresis al resultado de no haber aprendido a controlar el vaciado directo sin retención (eso es micción refleja, es decir, vaciar la vejiga cuando está llena de manera directa). Al iniciar el aprendizaje se inhibe el reflejo (por la maduración del Sistema Nervioso Central) y se adquiere el control.
Todo ello puede estar relacionado con los aprendizajes inadecuados o influencias ambientales que interfieren con el aprendizaje (por ejemplo un entorno caótico o estresante en casa).
>Factores psicológicos: en enuresis secundarias está demostrada la existencia de factores estresantes psicológicos en el desarrollo del problema.
>Anomalías en el sueño: con frecuencia se ha sugerido que las anomalías en el sueño contribuyen al desarrollo de la enuresis. Muchos adultos suponen que la enuresis se produce porque el niño duerme muy profundamente de forma anormal. Los padres informan espontáneamente de la dificultad de espabilar a sus hijos durante la noche pero los estudios realizados hasta ahora en este campo son poco consistentes.
¿Cómo podemos ayudarles?
- Es importante asegurar un ambiente relajado, tranquilo y comprensivo.
- No intentes el control nocturno hasta que se haya conseguido el control diurno.
- No presiones ni hagas verbalizaciones negativas antes los fallos.
- Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo. Hay que confiar en el desarrollo del niño, estimularlo positivamente y enseñarle. Nunca exigirle.
- Una vez hayamos iniciado el programa de entrenamiento, es recomendable intentar no volver a ponerle el pañal, aunque tengamos que cambiarle muchas veces.
- Conseguir unos buenos hábitos de higiene personal requiere por parte de los padres mantener una rutina, orden y horarios fijos que permitan al niño automatizar el hábito que queremos conseguir y con ello, una mayor autonomía.
- Los padres debéis mostraros pacientes y perseverantes, ir paso a paso y tener sentido del humor.
No te aconsejamos...
>Castigos: todo lo que tenga que ver con poner en evidencia al niño, reñirle, pegarle o amenazarlo. Con estos comportamientos sólo se consigue transmitirle más nerviosismo y por lo tanto, más probabilidad de que haya "escapes".
>Demasiada permisividad: dar por sentado que el niño se hace "pis" y liberarle de toda responsabilidad tampoco le ayuda a resolver la situación. La actitud más conveniente es la de comprender sus dificultades combinada con un mensaje de que es una situación que se solucionará siguiendo unos procedimientos (en etapas posteriores a seis años).
>Demasiada exigencia: hay que valorar siempre mediante elogios o pequeños detalles el esfuerzo del niño así como los avances que va obteniendo.
>Levantar al niño por la noche: aparte de incómodo, tampoco es útil. Si levantamos al niño por la noche para que haga pipí, no le damos la oportunidad de que llegue a asociar las señales internas causadas por una vejiga repleta con el despertar que debe provocar esa sensación. Conseguiremos quizás únicamente que el niño no moje la cama ese día, pero no le ayudará en el proceso de aprendizaje.
>Restricción de líquidos: reducir la ingesta de líquidos antes de acostarse tampoco es una buena solución para resolver una enuresis. Supone privar al niño de una serie de sensaciones y mecanismos que le van a ser necesarios para conseguir un control total de los esfínteres.
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