Sin duda una de las herramientas más importantes del aprendizaje es la lectura y la escritura. Saber leer y escribir es algo que acabará haciendo el niño durante el resto de su vida por lo que es fundamental iniciar esta etapa desde el entusiasmo y la estimulación. El niño comenzará utilizando las herramientas que conoce. Comenzará por escuchar las historias que tú le cuentes y a observar por las ilustraciones de los cuentos que más le gustan.
Comprobarás que le entusiasma escuchar el mismo cuento una y otra vez. No es por capricho, es por seguridad. Se siente más seguro cuando es capaz de anticipar lo que vendrá a continuación, de modo que no te canses de contarle una y otra vez la misma historia porque a él, le encanta escucharla.
En la siguiente etapa entenderá que sus propias ideas se pueden escribir y terminará por descubrir que lo escrito se utiliza para transmitir una determinada información. Todo forma parte de un proceso. Aunque a nosotros los padres nos encanta aprovechar cualquier circunstancia para enseñar, ten en cuenta que los cuentos no siempre tienen por qué tener una finalidad educativa, entendida como transmisión de un mensaje que nos haga sacar una conclusión importante para nuestra vida, una moraleja.
El cine también es una gran oportunidad de que tus niños aprendan grandes historias y sepan sacar la moraleja de éstas, aquí tienes algunas de las mejores películas de dibujos animados que pueden ver siempre que quieran.
¡Hora de (aprender a) leer!
La hora de la lectura es un momento de ocio y diversión para los niños y no debemos empeñarnos en que todo lo que se lea tenga una enseñanza final o ¿acaso todo lo que lees son textos informativos o de crecimiento personal? Seguro que no.
La lectura es el momento de la diversión, de la abstracción, de dejar volar la imaginación y convertirse en mil personajes diferentes. Es el momento en el que conseguimos pasar a otro plano y liberarnos de nuestros problemas. Eso es justo lo que debemos transmitir. Ahora bien, la mejor herramienta para la estimulación tanto en este como en cualquiera otra de las facetas de la enseñanza de los niños, es el ejemplo. Si tú lees, ellos leen.
No te dejes seducir por cualquier libro ya que un ejemplar plagado de diminutivos no lo convierte en un cuento infantil. Piensa en sus gustos. Cada niño tiene su propia personalidad y nadie mejor que tú para saber lo que más le gusta al tuyo.
Contenido elaborado en colaboración con Mónica Bordanova de www.lolapirindola.com
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