Aunque siempre se ha considerado beneficioso para la salud del bebé el hecho de alimentarse del pecho de la madre en sus primeros meses de vida, esta costumbre está cada vez menos arraigada. Sea por comodidad o por cualquier otra razón, muchas mujeres prefieren alimentar a sus hijos de una manera menos tradicional, privándolos de este modo de una serie de ventajas, entre las que se encuentra la prevención de algunas enfermedades como la bronquiolitis.
Los pediatras son claros al respecto. La lactancia materna puede marcar una diferencia a nivel de salud, pero en casos como el de esta enfermedad, es definitivamente una herramienta muy útil. Conozcamos algo más de esta enfermedad y de cómo amamantar al niño puede protegerlo de ella.
Qué es la bronquiolitis
La bronquiolitis es una infección viral aguda de las vías respiratorias inferiores que afecta principalmente a niños menores de 2 años. Se caracteriza por la inflamación de las vías aéreas pequeñas, conocidas como bronquiolos. Los síntomas comunes incluyen tos, dificultad para respirar, sibilancias (silbidos al respirar) y congestión nasal. La causa principal de la bronquiolitis es casi siempre un virus,
Pero, ¿Cómo de grave es la bronquiolitis? De entre los niños que padecen broquiolitis solo un 2-3% terminan necesitando ingreso hospitalario, y de éstos, hasta un 5% puede acabar en la UCI. De los que requieren atención intensiva, aproximadamente un 1% termina falleciendo por esta infección.
Estas cifras pueden parecer no demasiado llamativas, pero esto se debe a que en los países occidentales contamos con una asistencia sanitaria de primer nivel. Si trasladamos el impacto de esta enfermedad al ámbito global, la tasa de mortalidad es mucho más preocupante, hasta el punto de que, tras la malaria, la bronquiolitis es la segunda causa de mortalidad infantil en todo el mundo.
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La importancia de dar el pecho
Entre los muchos beneficios de dar el pecho destaca que la frecuencia de infecciones respiratorias - entre las que se encuentra la bronquiolitis- es mucho menor entre los niños que son amamantados por sus madres que entre aquellos que no lo son. Por lo tanto, los pediatras recomiendan la lactancia materna como medida preventiva.
El calostro, la leche materna de los primeros días de vida del niño, contiene entre 10 y 30 veces más células inmunes que la leche madura, por lo que es especialmente importante que en sus primeros días, el bebé se alimente en exclusiva de leche materna. De hecho los pediatras entienden que ésta debería ser la fuente de alimentación única de los bebés durante su primer medio año de vida, y que debería combinarse con otras, pero no desaparecer, durante los dos primeros años.