Todavía recuerdo cuando en mayo (de 2018) lancé una encuesta en Instagram pidiendo consejo sobre qué cochecito era mejor para mí y mi bebé. Necesité al menos 24 horas para leer todos los mensajes e inmediatamente comprendí que en cuanto al embarazo, los pañales y los cochecitos todo el mundo tiene una opinión, lo mismo que ocurre con los equipos de fútbol. Esto es inevitable: yo misma siento que puedo hablar de ello como si fuera una veterana.
Pero vamos por orden. Llas opciones en el mercado son miles de millones y después de meses en los que literalmente (lo juro) seguí por la calle a las madres y parejas con los cochecitos más interesantes, he elaborado la lista de elementos y características que para mí han sido esenciales.
Es cierto, el Trío (silla de bebé de 3 piezas: capazo, sillita de paseo y portabebé) es una de esas compras que hay que hacer antes de que nazca el bebé, cuando todavía duermes durante al menos 7 horas por las noches. Con esto quiero decir que no puedes salir del hospital sin él. Y una vez en casa, no tendrás idea de dónde poner a tu bebé si no tienes al menos un capazo.
Desde las primeras semanas utilizamos el sistema Inglesina Aptica, que se llama sistema Quattro porque además del clásico triplete (el capazo, la sillita de paseo y el portabebés) también tiene un soporte para colocar el capazo (o huevo) dentro de casa, como cuna que lo separa del armazón.
El soporte Standup: ¿por qué despertar a tu bebé?
Este soporte Standup es la salvación para los padres que quieren evitar el llamado Ninja Move: ese movimiento tan peligroso con el que se intenta (en vano) trasladar al recién nacido al que tanto ha costado dormir desde el cochecito (o el asiento del coche) hasta la cuna dentro de casa. El soporte actúa como un salvador porque el asiento se fija directamente al soporte, sin perturbar en modo alguno el sueño del bebé.
Tienen que entender que nunca había cogido antes una sillita o cochecito de bebé hasta el día en que me dieron de alta del hospital. Ni siquiera fuimos a las tiendas a probar o a hacernos una idea. Mi investigación, como con todo lo demás, se limitó a leer opiniones en internet. Las instrucciones me sirvieron para ensamblar las distintas piezas, pero todo lo demás lo aprendí directamente sobre la marcha. En orden cronológico, el huevo fue el primero que probamos: después de 6 días en el hospital, por fin me dieron el. El bebé ya estaba bien y yo seguía dolorida. Era el turno de Diego para cuidar de nosotros.
Pueden ser los nervios o el miedo, pero la sencilla operación de legar a casa nos costó, nada más y nada menos que una hora. "Oh, Dios mío, ¿es tan complicado?". No, no lo es y de hecho ahora lo hacemos todo el tiempo y en pocos segundos, aunque siempre durante una crisis de llanto. Al principio estábamos tensos, pero pudimos ver que el bebé estaba correctamente colocdo y seguro.
Ahora que tanto Diego como yo nos hemos calmado y el huevo es el apoyo que utilizamos con más frecuencia: en primer lugar porque es la solución más inmediata y práctica (movernos en coche es esencial), en segundo lugar porque ser el primer recurso con el que nos hemos familiarizado. No lo usamos cuando damos largos paseos, pero cuando tenemos que salir por ratos cortos es ideal. Se suelta fácilmente (lo juro) mediante una palanca en la parte trasera del respaldo y se puede enganchar tanto en el armazón como en la base opcional del coche. Está homologado según las normas europeas para el grupo 0+ (de 0 a 13 kg de peso) y la posición en el coche es sólo posible en la dirección opuesta a la dirección de marcha. Pesa alrededor de 4 kg y está equipado con un sistema de protección contra impactos laterales que lo convierte en el lugar más seguro para que los niños viajen en coche con nosotros.
Una sillita de paseo reversible
Junto con el huevo, como padres inexpertos, probamos inmediatamente la sillita de paseo. ¿Por qué? Porque rápidamente se convirtió en mi compañero perfecto haciendo mi vida más sencilla cuando pensaba que caminar por las aceras de Milán con un cochecito, un abrigo, un bolso y el paraguas sería muy complicado. Es mi pieza favorita porque puedes conducirlo con una mano y tener la otra libre. Tu nio puede estar durmiendo mientras tu hablas por teléfono o consultas Instagram, ¡hasta puedes subir historias! Todo esto sin interferir con la amada siesta de tu bebé.
La estructura es de aluminio y las ruedas cuentan con un sistema de amortiguación y, de hecho, incluso en el parque gira suavemente. Puedo abrirlo y cerrarlo con una mano y, otra cosa importante para mí es que una vez doblado, el mango no toca el suelo, asegurando una mayor higiene. Toda la operación de apertura/cierre requiere algo así como 8 segundos y sin ayuda de nadie: un récord que experimenté en un día lluvioso frente a un taxista indefenso que simplemente abrió la puerta.
Un cochecito cómodo y seguro en cualqueir estación
El cochecito, lo admito, siempre me ha dado un poco de miedo. Tal vez la vi tan voluminosa que al principio estaba un poco reacia a probarla. Con el primer resfriado, sin embargo, tuve que darle una oportunidad, también porque quería dar cuantos paseos de más de 20 minutos. Yo, personalmente, probé el manejo de la sillita alrededor de los estrechos pasillos de Tiger y puedo confirmar que no sólo no arrastré conmigo un estante de tazas, sino que ni siquiera me topé con nadie y Leo no se despertó.
Lo primero que me emocionó fue que en mi ascensor, que ciertamente no es muy grande, cabía perfectamente. La cunita es bonita y amplia (79x37) y ofrece espacio para la bolsa de invierno. Un detalle interesante es la posibilidad de levantar el respaldo para que el niño pueda mirar hacia afuera pero, si tengo que hablar por experiencia personal, Leonardo siempre duerme con tanto gusto acostado en su nido que no quiere saber nada de lo que sucede afuera. Toda la tapicería es lavable y el colchón de bambú es transpirable, pero la recirculación del aire también está garantizada por las dos tomas de aire: una en la capota y otra en el panel frontal del capazo.
Finalmente, una cosa que encontré muy útil, es la cubierta con doble panel: no sólo cubre las piernas del bebé, sino que hay un segundo panel que, unido al automático, levanta una "barrera" vertical y protege el interior del viento y del aire frío. Si lo deseas, el capazo también puede viajar en coche: está homologado para el grupo 0 (de 0 a 10 kg, según la normativa europea ECE 44/04 con el uso del correspondiente kit Maxi car).
El cochecito es, en definitiva, una victoria: soporta hasta 22 kg y se abre y se cierra con el asiento ya montado, lo que, permítabme decirlo, es un gran lujo. Además, ofrece la posibilidad de reclinarlo en 7 posiciones distintas, pudiendo también colocar el asiento en posición completamente horizontal para que el bebé disfrute sus largas siestas. Los cinturones de seguridad son de 5 puntos y regulables a distintas alturas, por lo que podrán acompañar al nió en su crecimiento.
Por último, y es un detalle esencial que al principio había subestimado (pero que después reconsideré cuando la comadrona me dijo: ''pero, ¿como? ¿no trajiste el cambio de pañales?"): la bolsa de cambios. Había pensado en la posibilidad de dejar dos pañales en la bolsa con un paquete de toallitas, pero después pense: ¿y la ropa de repuesto? ¿y una toalla? ¿y el biberón?
La doble bolsa me salvó no sólo de la mirada crítica de la comadrona (que, en cambio, sigue juzgándome por la forma en que coloco mis brazos mientras amamanto), sino también de tener que cargar en los hombros con la bolsa 4 kg de accesorios extra. Dispone de dos bolsillos con recubrimiento térmico para transportar las botellas, un compartimento completamente desmontable con colchón para cambiar el bebé en los sitios donde no haya cambiador y mil bolsillos para guardar todo lo necesario. ¡Todo combinado con el color de la sillita! ¿Qué más se puede pedir?
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