La neuroplasticidad es una característica del cerebro que le permite cambiar y adaptarse. El modo en el que se estructura y en que funciona puede modificarse, eso es algo que se conoce desde hace mucho, pero, ¿Podemos a nivel individual generar esos cambios a voluntad?
Lo cierto es que a través de determinadas actitudes, comportamientos y pensamientos podemos influir de manera notoria en el modo en el que nuestro cerebro actúa. Desarrollar nuevas conexiones neuronales y fortalecer otras repercute en una mente más saludable y consecuentemente en una mayor calidad de vida. Veamos lo que los especialistas dicen al respecto.
Mindfulness: cuáles son sus efectos
El modo de conseguirlo puede ser algo tan sencillo como mantener un mayor grado de atención o conciencia plena sobre lo que nos sucede. El Mindfulness es la herramienta para ello, ya que se centra precisamente en que la persona se aleje de sus pensamientos para poder observarlos desde una perspectiva superior.
Gran parte de los activadores del estrés son los pensamientos repetitivos y la rumiación de ideas. La meditación ayuda a eliminar estos precisamente tomando conciencia de ellos. Ya no nos afectan de igual modo desde el momento en que no nos permitimos sumergirnos en esta vorágine de ideas y pensamientos que nos invaden. En su lugar tomamos conciencia de ellos y nos centramos en el aquí y ahora, lo que consigue reducir en gran medida esa ansiedad que nos provocaban.
La importancia de cuidar el cuerpo
Si el mantener una atención plena ya puede generar cambios en el cerebro, combinar esta estrategia con la actividad física es el mejor modo de potenciar estos resultados. La salud física y la cognitiva están muy relacionadas, y de hecho basta con hacer alguna actividad física moderadamente intensa para comprobar como el estado de ánimo mejora por la liberación de endorfinas.
Pero además es que notables estudiosos del cerebro como Ori Ossmy, profesor de desarrollo cerebral y cognitivo de la Universidad de Londres, afirman abiertamente que la actividad física facilita el proceso de plasticidad. El ejercicio es, por tanto, otra herramienta que puede utilizar para producir cambios en el cerebro. “Combinarlo con tareas cognitivas para mejorar las habilidades que te interesan te permite hacerlo de manera mejorada”, afirma.
Así pues, como puedes comprobar, tenemos más control sobre nuestro cerebro del que creíamos. Por medio de herramientas como la meditación, la atención plena y el ejercicio podemos provocar modificaciones en el mismo para conseguir aquellos cambios que nos propongamos.
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