Seamos sinceros: ¡Todos tenemos expectativas! ¡Aún sin quererlas! Generalmente se producen de forma involuntaria y es nuestro cerebro quién, unas veces espontáneamente, otras gracias a que lo "alimentamos" con nuestros pensamientos y deseos, las crea.
Empiezan cuando somos pequeños, imaginándonos lo que seremos cuando seamos adultos, a qué nos dedicaremos, cuantos hijos tendremos, cómo nos casaremos...
Casi siempre son positivas y nos imaginamos en mejores circunstancias de las que en realidad tenemos ¡Nuestro cerebro siempre espera lo mejor para nosotros!
Expectativas femeninas:
El problema llega cuando esas expectativas no se ven correspondidas y, además, no pueden estar más alejadas de la realidad. Nos frustramos, nos enfadamos, no nos sentimos realizados, ¡nos defraudamos!
Expectativas masculinas:
Esta selección de expectativas comunes en hombres y mejores recogen, de un modo genérico, algunas de las expectativas más comunes y que más suelen darse en ambos sexos. Son pensamientos reiterativos, quizás un poco exagerados, pero más cercanos de lo que crees a lo que en algún momento todos hemos pensado…
¿Quién no ha soñado con ser rico? ¿Un gran trabajo? ¿Un novio/a de ensueño? ¡Es hora de poner los pies en la tierra! Soñar no es malo, pero siempre que nos ayude a seguir mejorando y no nos provoque sensación de fracaso.
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