Todo comenzó en 2015, cuando a Amy le detectaron un cáncer neuroendocrino. Aunque la situación era muy dura, el tratamiento parecía funcionar y pronto hubo mejoras. Ante la recuperación, la pareja, con tres hijos, comenzó a planear su boda. Tenían pensado casarse en agosto de 2017, pero los diagnósticos posteriores cambiaron todos sus planes. A finales de 2016 descubrieron que el tumor de Amy se había reproducido y tan solo unos meses después, a Lee le diagnosticaron un cáncer terminal. Los médicos le comunicaron que solo le quedaban unas semanas de vida. Ya no había tiempo para posponer los planes así que, con ayuda de amigos y familiares, decidieron organizar su boda en tan solo cuatro días.
"Solo hemos tenido cuatro días para planificar la boda, pero estoy dispuesto a disfrutarla", aseguró Lee. Y así fue, a pesar de la desgracia, ambos pudieron celebrar su amor rodeados de todos sus seres queridos. "Hay que aprovechar cada día como si fuera el último. Sé lo que dicen los médicos, pero estoy decidido a intentarlo y luchar contra la enfermedad todo el tiempo que pueda, porque tengo tres hijos pequeños y a Amy", añadió.
La emocionante ceremonia tuvo lugar en la iglesia de San Lorenzo en Swindon, Reino Unido. Allí, ambos prometieron amarse para siempre, tanto en la salud como en la enfermedad.
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