Según datos, alrededor del 20% de la población sufre bruxismo. Este “apretamiento dentario” normalmente lo hacemos de forma inconsciente y no se sabe realmente la causa concreta, lo más habitual es que se desencadene por varios motivos, como el estrés, entre otras cosas, pero la tensión no es la causa principal. Aunque parezca lo contrario, uno de los motivos más importantes que hace que apretemos nuestros dientes por la noche es la mala mordida o mala alineación.
Esto quiere decir: la falta de un correcto engranaje entre los dientes del maxilar superior y los de la mandíbula y dificulta el correcto funcionamiento del juego que tiene que hacer la mandíbula para abrir y cerrar, degenerando en el bruxismo. Por ello, para superarlo, en muchas ocasiones, no sólo sirve con el tratamiento de una férula nocturna, sino realizando tratamientos adecuados para una mala mordida. Si se consigue alinear los dientes a una posición estable, en la que las cargas se distribuyan adecuadamente, se puede reducir o eliminar el problema. Sigue leyendo para saber más sobre este problema.
Causas del bruxismo
El bruxismo aparece normalmente por la noche porque durante una fase determinada del sueño el cerebro busca recibir información de algunos propioceptores (receptores de presión) cuando los dientes entran en contacto entre sí, y necesita que dichos contactos sean suaves y estables, de manera que las cargas que transmitan al resto de estructuras que componen el aparato masticatorio (músculos, articulaciones, ligamentos y tendones) estén distribuidas de la mejor manera posible.
Por eso, cuando los dientes están descolocados y hay puntos prematuros de contacto excesivo, el cerebro intenta buscar esa estabilidad apretando o rechinando los dientes, precisamente para desgastarlos lo antes posible para eliminar la anatomía de las superficies dentarías y así, con superficies planas, no encontrar dichos puntos de contacto inestables.
¡PELIGRO! El hecho de que los dientes choquen entre ellos continuamente hace que se desgasten de forma exagerada y prematura. Además, esto ocasiona también la sobrecarga de los tejidos de soporte de los dientes, la posterior movilidad de las piezas dentales y finalmente la pérdida de estas.
Síntomas del bruxismo
El bruxismo puede provocar desde dolor de cabeza u oído, hasta problemas en músculos de la mandíbula y el cuello. Por ello, además de consecuencias para las piezas dentales, el bruxismo puede causar:
- Ansiedad y estrés.
- Depresión.
- Dolor de oído (debido en parte a que las estructuras de la articulación temporomandibular están muy cerca del conducto auditivo externo, donde el paciente puede percibir dolor en un lugar diferente de su fuente, lo cual se denomina dolor referido).
- Trastornos alimentarios.
- Dolor de cabeza.
- Sensibilidad a las cosas calientes, frías o dulces en los dientes.
- Insomnio.
- Dolor o inflamación de la mandíbula
Tratamiento del bruxismo
Para superar el bruxismo lo primero que hay que hacer es acudir al odontólogo para que lo confirme y evalúe los signos y síntomas. Como decíamos, aunque siempre se suele asociar al estrés, una de las causas más habituales es la maloclusión dental, es decir, la incorrecta posición de los dientes y la mala estabilidad de la mordida en consecuencia. Esta mala posición impide un buen funcionamiento de la mandíbula tanto al abrir como al cerrar ocasionando problemas como esta patología. El estrés diario también influye mucho en esto, pero generalmente, según el doctor, siempre suele haber un problema de maloclusión detrás.
El primer paso, y el más importante, es alinear los dientes y hacer que la mordida sea la correcta. Este tratamiento durará el tiempo que el especialista considere necesario hasta haber alineado los dientes y lograr un correcto engranaje de la mandíbula, cada caso es único y no hay una duración estándar para todos. En cuanto a los estragos del estrés, existen relajantes musculares o la conocidas como férulas de descarga, que además de evitar el contacto entre los dientes ayudan a colocar la mandíbula en la posición correcta para evitar las tensiones musculares.
En este caso, se tallan los lugares que puedan estar generando un mal acople entre los dientes. El tratamiento puede también incluir la eliminación de contactos nocivos entre algunas piezas dentarias para estabilizar la mordida. En los casos en que el problema es tan severo que causa daños a los dientes, se puede ayudar al afectado con una férula o protector dental que evita que los dientes superiores e inferiores contacten entre sí durante los periodos de bruxismo nocturno.
Con la ortodoncia también se consigue alinear los dientes correctamente y mejorar la estabilidad de la mordida y al hacerlo, durante la fase de sueño, la estabilidad oclusal será la adecuada y no se rechinarán los dientes como método involuntario del organismo para encontrar esa “postura” correcta de la boca.
No olvides que también debes cuidarte a diario para evitar el problema. Según estudios recientes hábitos como el tabaco, el alcohol o la cafeína se han vinculado con el bruxismo aumentando las probabilidades de padecerlo. El estrés también es un factor a tener en cuenta, y aunque la principal causa sea una mala mordida, puede incrementar los efectos, por tanto es recomendable tratarlo junto con el tratamiento de ortodoncia para conseguir una mayor eficacia.
Contenido elaborado en colaboración con el odontólogo Iván Malagón
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