>Aprender a ligar a la vieja usanza
Adopta la actitud de una señorita y respeta la tradición. Esto es: no des ni un paso. Si hay un chico que te gusta y quieres conocerlo más a fondo, deja que venga a ti. A la mayoría de ellos no les gusta que las mujeres inviertan los roles.
¡Atención! Ellos también pueden ser paraditos o tímidos y a menudo temen dar el primer paso por si les damos calabazas. Por eso, a veces, tendrás que darle un empujoncito, enviarle algún tipo de señal para motivarlo: una sonrisa, una mirada sostenida y, sobre todo, no te mantengas pegada a tus amigas, el efecto grupo puede espantar.
>Aprender a ligar: Haz que tu cuerpo hable
A veces no nos damos cuenta, pero nuestros gestos y nuestra actitud dicen mucho y envían señales de forma inconsciente a nuestros interlocutores. ¿Por qué no los utilizas para atraer a tu presa?
Utiliza el famoso «contacto visual» en tres fases: una primera mirada furtiva; minutos más tarde, vuelve a mirarlo pero esta vez mantén la mirada un poco más de tiempo; y, finalmente, remata aguantando su mirada. No se puede ser más clara sin decir palabra.
No cruces los brazos: no quieres cerrarte en banda, así que juega al juego del espejo con el chico en cuestión y adopta sutilmente sus gestos, inclínate un poco hacia delante (señal de apertura) y cuando él te cuente su vida, adopta un aire de interés, apasionada, ladeando ligeramente la cabeza, como asintiendo. ¡A los hombres les encanta que los escuchen! En fin: haz un poco el paripé amoroso que tanto dominan los animales.
¡Atención! Este método no es fiable al cien por cien, pues se pueden enviar señales contradictorias. ¡No hay que limitarse a hacerse el mimo! Un poco de conversación ligera también vendrá bien.
>Aprender a ligar: Versión amazona
Es cierto que las reglas del juego han cambiado. Hoy en día, las mujeres que crecieron con «Sexo en Nueva York» y con consejos de los medios no temen dar el primer paso. Saben lo que quieren y consiguen los medios para lograrlo. Así que si sabes cuál es tu blanco, acércate a él con paso firme y lúcete. Entabla conversación, sonríe y no dudes en establecer contacto físico, agárrale el brazo con la excusa de que hay mucha gente y acércate un poco más para susurrarle al oído.
¡Atención! Los hombres son pequeños seres frágiles que tienden a no saber qué pie calzan. Algunos se pueden sentir agredidos y tener la impresión de que su virilidad se ha visto afectada si realizas tú todo el trabajo. Otros te tomarán por una buscona en celo. Tú decides qué quieres...
>Aprender a ligar: Ciberligues
¿Te gusta un chico que conoces, un antiguo compañero de clase que has encontrado en Facebook o un desconocido? Escondidos detrás del ordenador, los más tímidos pueden ligar cuanto quieran sin riesgo de ser rechazados. El truco está en empezar muy muy despacio. Intenta encontrar temas que tengáis en común y que sean neutros: viajes, cine, estudios, actualidad (sin entrar en polémicas) para establecer cierta complicidad intelectual. Pasa a la siguiente etapa halagando: «Hacía mucho que no chateaba tanto con alguien...». «Es genial hablar con alguien que está en tu misma onda...». Lo más probable es que sea él quien te proponga un primer encuentro y a ti te tocará decidir si quieres un segundo.
¡Atención! Por desgracia los desengaños son frecuentes y no tienen nada de virtuales. Resulta que el antiguo compañero de clase, el seductor de 5.º A, se ha convertido en un calvo gordo, bajito y libidinoso, y cuando decía que se parecía a Jude Law debía ser por los pelos de la nariz... En fin, piensa que por lo menos habrás practicado el arte de ligar.
>Aprender a ligar: Acudir a un profesional
Pues sí, hoy, época esplendorosa del coaching, podemos contar con la ayuda de un profesional de la seducción. En primer lugar, realizarás una entrevista para definir bien tu personalidad y tus necesidades; el coach te dará unos cuantos consejos a tu medida; pasarás por un período de cambio de imagen; y, finalmente, llegarán los trabajos prácticos y la puesta en escena. El principal objetivo es, sobre todo, ayudarte a recuperar la autoestima, el primer paso antes de dar el segundo: seducir al otro.
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¡Atención! Asistir a un curso para seducir conlleva, a menudo, seguir un método y olvidarse de toda espontaneidad, lo cual es una lástima porque este factor forma parte del encanto de cada uno. Además, debes saber detectar a los charlatanes y no fiarte cuando te pidan sumas exorbitantes por casi nada.