Tenían tan solo 8 años cuando se enamoraron, pero siempre tuvieron muy claro que su amor sería para toda la vida. Desde que se dieron el sí quiero en 1940, son pocas las ocasiones en las que se les ha visto separados.
Ambos tenían la misma edad, 95 años, pero la salud de Alexander se fue deteriorando por momentos hasta que, hace varias semanas, sufrió una fractura de cadera que le llevó a tener que permanecer en cama. Lo curioso es que al poco tiempo, la salud de Jeanette también empezó a flaquear, de manera que sus hijos decidieron cumplir la voluntad del matrimonio y colocaron su cama al lado de la de su marido. Mirad las imágenes más entrañables de esta fantástica historia de amor.
Tras la muerte de Alexander, Jeanette le dedicó unas últimas palabras: "Espérame, estaré contigo pronto". Este es el relato que ha narrado su hija, Aimee Toczko-Cushman, quien aseguró que en ese momento, la familia salió de la casa, dejándoles solos. Tan solo unas horas después, Jeanette falleció. El último abrazo de estos eternos enamorados fue inmortalizado por su hija, haciendo honor a una historia repleta de cariño y complicidad hasta sus últimos días.
Esta historia es la prueba irrefutable de que el amor no tiene por qué desaparecer con el paso de los años. La empatía, la comprensión y la paciencia se convierten en los mejores aliados a la hora de disfrutar de los buenos momentos y superar cualquier bache que se os ponga por delante. A continuación os mostramos una serie de enlaces que se han llevado a cabo entre ancianos octogenarios. ¿Desde cuándo la edad ha sido un impedimento?
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