Con llamativos carteles, los compradores que pasean por los centros comerciales de Singapur son atraídos a espacios en los que una serie de mujeres esperan sentadas. Se trata de mujeres procedentes de otros países asiáticos como Filipinas, Indonesia o Myanmar y que son parte de redes que las saca de la pobreza de sus países de origen y las "prepara" para su vida en un país extranjero, con un serio peligro de caer en tramas de explotación sexual.
Al lado de estas mujeres, una serie de carteles que describen sus capacidades en el hogar e indican que se encuentran de oferta, como si se tratase de cualquier prenda de ropa. Los carteles puntualizan la amabilidad y resolución en las tareas del hogar de las mujeres e, incluso, alguna de ellas muestra in situ y con un muñeco su destreza para cambiar los pañales al niño de la casa si se diese el caso. Como si de una subasta al mejor postor se tratase.
Organizaciones de defensa de los Derechos Humanos como la ONG HOME denuncia que, no sólo se trata de una acción denigrante para las mujeres, sino que además alimenta unos clichés infundados. Los carteles describen a las trabajadoras filipinas como 'inteligentes', a las indonesias como 'menos brillantes' y destacan la 'docilidad' de las birmanas. La ONG denuncia también haber recibido quejas de estas empleadas, que además están en situación de desnutrición, mientras llevan a cabo esta inhumana búsqueda de trabajo.
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