Para que acepten pasar las vacaciones en familia lo mejor es buscar una solución intermedia en la que las dos partes acepten ceder para adaptarse a las necesidades de los otros.
Consejos para evitar el drama
Si tienes hijos en edades entre los 14 y 16 años habrás notado que planificar lo que antes eran las vacaciones preferidas de todos ahora se está volviendo un verdadero infierno. Los gustos de los adolescentes discrepan en gran parte con la idea de ocio de los padres y encontrar un punto en común puede desencadenar en una gran batalla de opiniones y propuestas que no acaban de convencer a todos.
La juventud es una época de explorar y estar en movimiento, por lo que pasar el día tumbado en la hamaca no va a resultar la opción más apetecible si queremos que nuestros hijos estén satisfechos con las vacaciones familiares. Otro de los motivos que pueden causar la negativa de los hijos a acompañar a la familia puede ser la aparición de un primer amor del que no quieren separarse ni siquiera unas semanas.
Propuestas para todos
Lo mejor para lograr un acuerdo es tener una buena comunicación con nuestros hijos durante todo el año. Compartir nuestros gustos y deseos puede ayudarnos a buscar puntos de interés común para programar las vacaciones estivales.
También se puede negociar cada una de las propuestas. Si los padres desean ir a la playa pero los hijos lo encuentran aburrido, se puede proponer reducir los días de hamaca y añadir otra actividad que ellos propongan al final o al principio de las vacaciones.
Otra opción puede ser invitar a un amigo a acompañar a nuestro hijo a las vacaciones unos días y que luego él vaya con la otra familia otros días. De este modo pueden tener un amigo al que mostrarle su lugar de descanso o su pueblo y sentir cierta responsabilidad al respecto. Si es una opción viable, también se puede quedar con algunos familiares que tienen un hijo de su edad durante unos días, o abuelos con los que tengan una buena relación.
La posibilidad de planificar un intercambio con alguien de otro país, un curso de idiomas o un campamento de algún tipo puede ayudarles a madurar y fomentar su independencia mientras los padres descansan con algún plan que no es del agrado del adolescente para poder disfrutar haciendo algo juntos ( y de su gusto) a su vuelta.
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No todos los adolescentes se niegan a ir de vacaciones con su familia. Si ellos están acostumbrados a que sus necesidades sean tenidas en cuenta y se gestione el tiempo de ocio para preparar actividades que gusten a todos, estarán encantados de pasar unos días disfrutando de las dinámicas familiares y el vínculo familiar se fortalezca más incluso. En estos casos y para que todo siga su curso, es importante respetar los momentos y espacios de privacidad del joven para que pueda seguir su proceso de maduración y continúe sintiéndose parte del grupo familiar.
