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¿Abuelos desbordados? El futuro del cuidado familiar en tela de juicio

por Luis Lozano ,
¿Abuelos desbordados? El futuro del cuidado familiar en tela de juicio© Shutterstock/David Pereiras

Los cambios demográficos apuntan al riesgo de tener dificultades por parte de las futuras personas de la tercera edad, por lo que se sugiere invertir en más apoyo social en los años venideros.

Según un reciente estudio sobre la evolución de las relaciones de parentesco a nivel mundial, en un futuro próximo la mayoría de las familias estarán compuestas principalmente por personas de edad avanzada, con un gran contraste de edad entre sus miembros y con un tamaño más reducido.

Diego Alburez-Gutiérrez, científico que lideró dicho estudio, nos explica su pronóstico en Projections of human kinships for all countries, traducido como "Proyecciones para todos los países del parentesco humano", la forma en que estos cambios poblacionales afectarán en los siguientes años a las familias.

El experto afirma que, para finales del siglo, el número de parientes de una persona se reducirá en un 35%. Aunque la probabilidad de que un recién nacido tenga hermanos o primos será muy baja, será común que cuente con sus cuatro abuelos, y en cuanto a sus bisabuelos, podría contar con cinco o seis. No obstante, esto no implica que vayan a participar en su cuidado, ya que la brecha de edad generacional se incrementa, y de igual forma la dependencia asociada al envejecimiento.

En su estudio, este investigador del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica en Alemania indica que los familiares proporcionan un apoyo informal significativo a través del intercambio de recursos y tiempo, incluso en contextos con sistemas de bienestar avanzados, enfatizando que las modificaciones en la estructura y el tamaño de las redes de parentesco son cruciales.

Sin embargo, tener familiares no garantiza que estarán disponibles para ofrecer ayuda. El estudio señala, en uno de sus puntos, que aunque los bisabuelos apuntan a ser más comunes en el futuro, probablemente serán de gran edad avanzada, y, por lo tanto, débiles para proporcionar asistencia.

La demanda de cuidados por parte de familiares aumentará globalmente, de acuerdo a la misma investigación, aunque con importantes diferencias dependiendo de la región. Alburez sostiene que “nuestros resultados indican la necesidad de invertir en el cuidado infantil y de personas mayores para reducir la carga sobre quienes envejecen con menos apoyo familiar”.

El científico, que encabeza el grupo de investigadores sobre desigualdades de parentesco, sostiene que los estudios anteriores al respecto no habían considerado cómo la estructura y la distribución por edades de las redes familiares afectan los procesos demográficos.

Señala también Alburez que se prevé un cambio en la estructura de las redes de familias, debido a que se pronostica un incremento significativamente el número de abuelos y bisabuelos vivos, mientras que disminuirá la cantidad de nietos, primos y sobrinos. De este modo, las familias y sus redes se volverán considerablemente más envejecidas, ya que la diferencia de edad entre los individuos y sus familiares será cada vez mayor debido a una menor y más tardía fertilidad, junto con una mayor esperanza de vida.

Además, explica en su investigación que las estructuras de parentesco son esenciales, ya que la solidaridad familiar, una fuente vital de cuidado informal para millones de personas en todo el mundo, depende de la presencia de familiares. En este contexto, detalla las conclusiones alcanzadas tras calcular la disponibilidad entre 1950 y 2100 de cuidado informal.

Argumenta que, en general, la cantidad de familiares vivos disminuirá notablemente en todo el mundo. Por ejemplo, mientras que una mujer de 65 años en 1950 podía esperar tener 41 parientes vivos, se proyecta que una mujer de la misma edad en 2095 tendrá solo 25, lo que representa una reducción global de casi 40%.

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Para comprender mejor la significancia de este tema, podemos referirnos al ejemplo de Italia, donde se proyecta que la edad media de la abuela de una mujer de 35 años aumentará de 77,9 años en 1950 a 87,7 años en 2095. Este fenómeno implicará que, a medida que las personas envejecen con redes familiares más reducidas y longevas, aumentará la demanda de apoyo social y de los sistemas institucionales que lo brindan.

Los científicos advierten, sin embargo, que una gran parte de la población mundial carece de acceso a sistemas avanzados de cuidado infantil, apoyo social y atención médica. Para estas personas, los vínculos de parentesco continúan siendo una fuente vital de apoyo y cuidado informal, y es posible que esto persista en los años venideros.

Luis Lozano
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