El reino animal no es tan fiero como lo pintan, o al menos, no aparenta serlo siempre. Es cierto que en el mundo salvaje las especies animales actúan por instinto de supervivencia tratando de cubrir sus necesidades básicas y que “la ley del más fuerte” se lleva en este entorno hasta sus últimas consecuencias –más incluso que en la especie humana-, pero no es menos cierto que en su día a día, al margen de comportamientos primarios, también hay espacio para el descanso, la reproducción y el recreo en forma de juego.
Existen relaciones y comportamientos, ajenos a la jerarquía de una manada, que en la gran mayoría de las especies dan lugar a la improvisación, el aburrimiento o el mero disfrute una vez que sus necesidades más básicas están cubiertas.
No sabemos si un tigre puede sonreír –probablemente se trate de un gesto casual que nosotros tratamos de humanizar- pero está claro que son capaces de sentir, tienen dolor o experimentan el instinto maternal cuando se produce el nacimiento de una cría.
Esta recopilación de imágenes recoge algunos de los momentos más cómicos que pueden darse habitualmente entre especies que viven en libertad.
Imágenes repletas de simpatía o ternura que nos recuerdan que, en el fondo no somos tan distintos como pensamos y que, como ocurre entre los seres humanos, los más pequeños suelen ser protagonistas, o al menos propician, muchos de esos simpáticos momentos.
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