La sociedad se ha familiarizado con el estrés y las prisas que persisten a lo largo de toda la jornada que, desembocan, en muchos casos, en situaciones que nos producen excesiva tensión o ansiedad. Además, estamos muy confundidos si pensamos que esto solo afecta a nivel psicológico, puesto que nuestro físico también paga las consecuencias de llevar una vida atropellada por la celeridad.
Entre todas las alteraciones que pueden darse ante este estado desfavorable para nuestra salud, la mayoría se dan a nivel muscular y afectan, en cierto modo, a nuestro aparato locomotor. Nuestro sabio cuerpo responde a estas situaciones instaurando una serie de cambios que pueden llegar a alterar nuestra pisada o forma de caminar, y que pueden desencadenar en dolores, cansancio y molestias.
Todo este cansancio que acumula nuestro cuerpo es soportado sobre las estructuras de los pies y, es por ello que, es aconsejable que al final del día nuestro punto de apoyo descanse. Para aliviar estas tensiones que acarrea todo un día de trabajo y de deporte, así como el dolor que ello supone en los pies tras determinados esfuerzos, es imprescindible dedicarnos un poco de tiempo a nosotros y nuestros pies. Por ello, te proponemos los siguientes ejercicios fácilmente realizables para que aprendas a relajar tus pies desde casa.
Ejercicios para relajar los pies
1. Estiramientos
Con un pie apoyado en el suelo, llevaremos el otro hacia nuestro glúteo doblando la rodilla. Aguantaremos en esta posición unos treinta segundos aproximadamente, y repetiremos este paso con la otra pierna.
En este sentido, los dedos también juegan un papel fundamental, y hay que tenerlos muy en cuenta en el cuidado de los pies a la hora de realizar ejercicios de estiramiento. Siguiendo estos sencillos pasos podemos ayudarnos a prevenir, incluso, una fascitis plantar.
2. Ejercicio con pelotas
Con una pelota de tenis (pues es el tamaño perfecto), apoyaremos el pie encima de la superficie curva y empujaremos la bola y dibujando una circunferencia, sin dejar de dominar la pelota relajaremos las tensiones y los músculos del pie.
3. Ejercicios para bajar la hinchazón
La ventaja de este ejercicio es muy sencillo. Se trata de poner las piernas en alto mientras estamos tumbados en una esterilla de ejercicios o en la propia cama. Llevamos las piernas al techo y mantenemos esta posición el tiempo suficiente para reactivar la circulación.
4. Ejercicios con agua
En este caso, le daremos protagonismo al agua fría, uno de los principales estimuladores para reactivar la circulación. Llenaremos un cubo con agua fría al que podemos sumar también hielo. El ejercicio consistirá en alternar los dos pies dentro y fuera del cubo durante 30 segundos aproximadamente para cada pie. El truco está en secarnos los pies a posteriori con una toalla para favorecer la circulación.
Además, podemos realizar cambios de temperatura entre cubos de agua fría y agua caliente, pues, serán estos cambios de temperatura los que más beneficiarán a la circulación. No obstante, cuidado con los cambios demasiado bruscos, pues pueden dañar nuestra piel.
Este conjunto de ejercicios pueden favorecer la salud de esta zona de nuestro cuerpo. Si seguimos esta rutina de relajación cada jornada, disminuiremos la tensión muscular, al igual que ciertas dolencias provocadas por excesos físicos o malas posturas que pueden degenerarnos e incluso causarnos lesiones puntuales.
Con esta serie de estiramientos y movimientos que no requieren de gran esfuerzo reforzaremos los músculos de los pies con el fin de prevenir deterioros en dicha extremidad. Además, tanto la circulación como la inflamación de la zona acabarán mejorando.
Recaer en las mismas inestabilidades y en que se repitan los problemas de salud que alguna vez hemos acarreado solo es cuestión de tiempo si dejamos a un lado lo aprendido. Estos ejercicios además de favorecer nuestra salud, nos van a aportar experiencia para conocer qué puntos de nuestros pies responden con mayor dificultad.
No obstante, para obtener unos resultados óptimos debemos mantener un hábito en cuanto a la ejecución de este pequeño entrenamiento, manteniendo siempre una postura cómoda, que nos permita familiarizarnos con nuestros pies, sentir los apoyos y mantener el equilibrio. En este sentido, además, siempre es recomendable una visita periódica a la consulta de podología para que podamos ser aconsejados de forma personalizada por un profesional que nos especificará cuales son los ejercicios que más nos beneficiarán en nuestro caso concreto.
Artículo elaborado en colaboración con Juan Carlos Montero Arroyo Vocal de Publicidad, Comunicación y Redes de COPOMA
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