La psicogenealogía viene de asociar los términos “psico”, “gen” y “logia” para dar lugar a una teoría según la cual la configuración de la mente tiene que ver con el árbol genealógico de cada persona, también desde una perspectiva psicológica. Esto quiere decir, que muchos de los comportamientos, formas de pensar, motivaciones y más de un individuo se pueden transmitir de generación en generación sirviendo, desde un punto de vista optimista, como hoja de ruta para tomar decisiones vitales o, desde una interpretación más negativista, como una barrera que condiciona el accionar del sujeto entorpeciendo la autorrealización.
Según los estudiosos de la psicogenealogía, destacan Alejandro Jodorowski y Anne Ancelin Shutzenberger, afirmando que para que un individuo tome consciencia de sus predisposiciones y pueda, en consecuencia, tomar el control de su vida, lo primero que debe hacer es estudiar y comprender su árbol genealógico.
Hoy, con ayuda de los psicólogos de TherapyChat, intentaremos comprender esta teoría y valorar cómo influyen nuestras familias en la manera en la que interpretamos y vivimos nuestra propia vida
Psicogenealogía: ¿poseídos por nuestras familias?
Según los defensores de la psicogenealogía, estamos originalmente “poseídos” por nuestras familias y, por ello, la relación con nuestros padres juega un rol fundamental en la manera en la que se estructura nuestra psique.
Supuestamente, muchos de nosotros nos vemos imposibilitados de alcanzar nuestros sueños y metas porque cargamos con “mochilas” llenas de experiencias de nuestros antepasados. Ya que esas experiencias no nos corresponden, es crucial liberarnos de esa especie de cordón umbilical para poder centrarnos en vivir nuestra propia historia.
Esto, que en el glosario de la psicogenealogía se suele llamar “inconsciente familiar”, está validado de alguna manera según las corrientes de la psicología más ortodoxas. Aunque no se parte de la metáfora del árbol ni se afirma que hay una conciencia común a todos los miembros de un mismo tronco genético, sí que se establecen relaciones entre la familia del paciente y su influencia en la forma en la que éste asume la vida.
Aprendizaje vicario
Ante las similitudes de planteamiento, la psicología tradicional no basa su explicación en los genes. De hecho, si un recién nacido pierde a su familia de origen y crece en el seno de una familia adoptiva, el objeto de estudio para la psicología tradicional será la familia adoptiva y no la familia biológica de esa persona.
Esto se debe a lo que se conoce como “aprendizaje vicario”. Diversos experimentos han llevado a la conclusión de que los seres humanos somos muy propensos a aprender por imitación: cuando nos enfrentamos a una situación desconocida, solemos tomar a otra persona como un modelo de referencia e intentamos solventar la situación basándonos en lo que esa persona haría.
De allí que sea tan común que los niños quieran ser como sus padres, como sus profesores, como sus pares o, incluso, como superhéroes y otros modelos inspiradores a los que puedan tener acceso a través, por ejemplo, de la televisión.
Idiosincrasia
Siguiendo con el ejemplo del recién nacido que se separa de su familia de origen y es criado por una familia adoptiva, si imaginamos que la familia de origen es, por ejemplo, parte de una tribu africana, y la familia adoptiva está formada por españoles que han vivido toda la vida en España, nos encontraremos con uno de los puntos de divergencia más evidentes entre la psicogenealogía y la psicología tradicional.
Es muy probable que, en su edad adulta, la persona que ha vivido esta adopción tenga gustos apegados a la cultura española, tanto en gastronomía como en vestimenta, hobbies, socialización y manifestaciones culturales. Esto es porque su estructura racional y emocional se ha configurado en un entorno completamente español y dejaría en evidencia la nula acción del factor genético en este sentido.
Otra cosa es que esta persona, conociendo su origen, decida investigar el modus vivendi de la tribu africana en la que ha nacido y decida adoptar alguna o varias de sus costumbres. Sin embargo, aunque decidiera dar este paso, siempre o casi siempre se mostraría influenciado por su educación como miembro de una familia española.
El factor biológico en la psique
Para los defensores de la psicogenealogía, el historial familiar de cada persona permea hasta definir su manera de vivir. Esto incluye el historial de enfermedades, accidentes, anécdotas y patrones de comportamiento.
Si bien la psicología tradicional no defiende que la configuración mental de las personas está determinada por sus genes, sí que es cierto que hay algunas conductas, trastornos o patrones que pueden estar ligados a factores biológicos.
Por ejemplo, algunos tipos de esquizofrenia o trastornos de personalidad de los que se sospecha una posible base genética, como el síndrome de Asperger, pueden servir para ilustrar la influencia del árbol genealógico en la psique del individuo.
En estos casos, es de estimar el hecho de que los genes van sufriendo una especie de “rondas eliminatorias” en cada generación: sean dominantes o recesivos, con cada cruce que se produce algunos genes se afianzan, otros se debilitan y otros mutan o desaparecen. Este juego de probabilidades compromete algunas de las premisas de la psicogenealogía, por ejemplo, esa que afirma que los traumas y las vivencias de nuestros antepasados pueden estar definiendo a sus próximas cuatro generaciones.
En cualquier caso, la relación entre los genes y la psicología de una persona nunca será tan abrupta según la psicología tradicional como lo es según la psicogenealogía: no hay una base científica que permita vincular los conflictos emocionales no solucionados de nuestros antepasados, con las vivencias a las que nos tocará enfrentarnos.
Contenido elaborado por TherapyChat, servicio de psicología online.
LETTER
Y además:
Cromoterapia: ¿cómo nos afectan los colores?
¿Cómo superar el exceso de pudor?