La primera pregunta que nos debemos hacer es precisamente por qué ser Millennial va, por regla general, de la mano del inconformismo. Parece que lo que la vida les ha traído no les genera satisfacción, y son muy críticos con lo establecido, las jerarquías y las reglas de juego establecidas. El ejemplo que las generaciones anteriores (Baby Boomers y Generación X) les ofrece no les satisface en absoluto y buscan un cambio a todo ello.
El problema con el que se encuentran es que no tienen una referencia clara e intentan vivir cada día con valentía, con nuevas experiencias que sirvan de referencia. Es como si su suelo estuviese cambiando a cada momento, generando un nivel de incertidumbre y ansiedad que muchas veces les puede llevar a una sensación de frustración y angustia vital.
© La habitación
Por otro lado, tienen un nivel de capacidad y de creatividad asombroso, gracias a las tecnologías que les ha tocado vivir. Acceden a un mundo de conocimiento que les permite, a golpe de click, encontrar soluciones a problemas... externos.
Sin embargo, su mundo interior está lleno de miedos, conflictos y bloqueos. Es una generación que, si reconoce su propia vulnerabilidad, será capaz de generar un nivel de avance y desarrollo necesario y que les llevará a un empoderamiento, necesario para la evolución y supervivencia del planeta.
Estos miedos se muestran por ser la generación Peter Pan. Dilatan sus decisiones vitales de independencia de los padres -buscar un trabajo, o hacerse adultos- por un miedo que difícilmente reconocerán en público por miedo a ser juzgados como débiles por el resto de la sociedad.
Pero, ¿cuáles son los valores que mueven a los Millennials?
Es la primera generación en la que el dinero y el poder no son sus motivadores fundamentales. Por el contrario, tienen valores importantes y necesarios como son las relaciones sociales, el respeto entre los seres humanos, el propósito y la misión en la vida, el disfrute y el reconocimiento y el crecimiento como seres humanos.
Además, gracias a las posibilidades que les da el haber sido nativos digitales, son capaces de soñar en grande, de llegar y aprender continuamente.
Son personas que necesitan ser escuchadas, reconocidas y valoradas. Si es así, te devolverán sus valores, su humanidad, su cariño y cercanía. Su ilusión de hacer un mundo mejor, de dejar huella y de cuidar el planeta y a las personas nos va a ayudar a tener mejores líderes conscientes de generar espacios de crecimiento mutuo.
Es fundamental que, con estos mimbres, dejemos de criticar su incomformismo o rarezas. Aprovechemos lo que nos pueden ofrecer y animémosles a seguir investigando sobre su crecimiento interior. Es necesario que se trabajen sus propios miedos y recojan un liderazgo para que nos ayuden a todos a ser mejores personas y alimentar una nueva evolución del ser humano.
Artículo elaborado en colaboración con Enrique Jurado, coach y Director de D'Arte Coaching.
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