Ensaladas templadas, ensaladas en frasco, ensaladas con pasta o legumbres... Algunas recetas contundentes y otras más ligeras. Sea cual sea la combinación de ingredientes, tenemos claro que las ensaladas son las protagonistas indiscutibles de nuestro día a día cuando las altas temperaturas acechan. Por eso, hoy queremos profundizar algo más en los tipos de lechuga que existen, como la escarola, y cuáles son las características de cada una de ellas para que puedas encontrar una variedad que encaje con tu plato estrella.
Pero antes de entrar en materia, ¿qué te parece si echamos un vistazo a estas ensaladas del mundo para encontrar algunas buenas ideas?
Algunos datos sobre nutrición
Agua y vitaminas es el resumen (casi) perfecto de la ensalada. Compuesta por un 92 % de agua, es muy poco calórica; sólo aporta 13 kcal por cada 100 g aproximadamente. En el 8 % restante se incluyen las vitaminas de todos los grupos, los minerales, los oligoelementos y la clorofila (excelente antioxidante). Nutricionalmente hablando, lo más interesante son las hojas verdes del exterior, las que contienen también cantidades bastante abundantes de vitamina C, provitamina A y clorofila, como ya hemos comentado.
¿Cuál es la mejor forma de conservar la lechuga?
Lo más recomendable es que la guardes en el cajón de verduras de la nevera, ya que está especialmente pensado para esta finalidad y será la mejor forma de conservarlo. Hay variedades más resistentes que otras, pero conviene saber que no suelen aguantar más de tres días, sino queremos que pierda el sabor y el frescor. Nuestra recomendación para que se conserve aún mejor es meterla en una bolsa apta para la nevera entreabierta para que la lechuga pueda respirar. Además, como imaginarás, queda terminantemente prohibido congelarla.
Preparación de la lechuga para ensalada
Para empezar, debes lavarla siempre con cuidado para quitarle la tierra. Además, separa las hojas, tira las marchitas y corta los trozos que se hayan estropeado. Ponla en remojo en agua con vinagre y remuévela. A continuación, aclárala en agua limpia. No te excedas con el tiempo de remojo si no quieres que pierda todo su valor nutricional. Después, retira el agua con ayuda de un escurridor para ensalada. Y a la hora de servir, ten en cuenta que no es recomendable que la aliñes tiempo antes de elaborarla.
Variedades de lechuga
Batavia: Variedad de lechuga con unas hojas que van desde tonalidades verdes a rojas, crujientes y tiernas, ligeramente dulces. El corazón suele ser verde o verde amarillento. A la hora de elegirla, decídete siempre por una base blanca que garantizará la frescura del producto.
Berros: Crecen en terreno húmedo. Sus hojas son pequeñas, muy verdes y carnosas. Tienen un ligero sabor ácido.
No consumas berros salvajes, intenta que siempre sean cultivados para evitar los parásitos. Lávalos bien antes de comerlos, preferiblemente con agua con unas gotas de vinagre. Ponlos en ensaladas, sopas, picados (como el perejil) o como las espinacas.
Endibias: Variedad de asterácea. Se consumen incluso los brotes que suelen ser entre blancos y amarillos pálido. Tiene un sabor amargo y se puede consumir cruda o cocida, en ensaladas, o gratinadas. Las nueces, la manzana o el roquefort son su mejor guarnición.
Hoja de roble: Variedad de lechuga. Se distingue por sus hojas crujientes y fuertes, en forma de hojas de roble. Su color se sitúa entre el verde y el rojo. También se puede consumir cruda o cocida (asada o en rellenos). En el caso de que te decidas por un relleno, las nueces también son un gran acompañamiento.
Rizada: Variedad de asterácea. Sus hojas son verdes y rizadas y su sabor, amargo. Se cultiva sobre todo en verano y otoño. Combina muy bien con los productos otoñales como los higos, las castañas o las nueces. Es perfecta como base para la ensalada rústica con tocino, molleja, magret, etc.
Milamores: Planta herbácea. Ensalada de invierno con pequeñas hojas verdes y redondas, con sabor a avellana y rica en Omega 3. Te recomendamos que aliñes con aceites vegetales y combínala con quesos y frutos secos.
Escarola: Variedad de asterácea. El corazón suele ser blanco o amarillo pálido y las hojas verdes y crujientes. Más bien amarga, se trata de una ensalada de otoño. Combina muy bien con los productos otoñales: como los higos, las castañas o las nueces y es ideal para aliñarla con algún aceite aromatizada, por ejemplo, con sabor a ajo.
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