Dar con el punto exacto de la bechamel a veces se convierte en una labor solo reservada a las viejas generaciones de cocineros. Sin embargo, una vez que encontramos la medida de cocción ideal, verás la bechamel como una opción perfecta para darle un toque especial a tus recetas. De hecho, si tienes niños y hay ciertas verduras o pescado que no quieren probar, la bechamel puede hacerte un poquito más sencillo que no se dejen nada en el plato. Eso sí, ten cuidado porque se trata de un añadido bastante calórico pero, ya sabes lo que dicen, todo en su justa medida está permitido.
Antes de darte algunos de nuestros secretos para encontrar el punto ideal de la bechamel, te proponemos que le eches un vistazo a estas recetas originales que hemos encontrado en Pinterest, ¿no te parece que tienen una pinta genial?
¡Manos a la obra!
Ingredientes (para medio litro aproximadamente):
- 40 g de harina
- 40 g de mantequilla
- 50 cl de leche
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada rallada
Modo de elaboración:
Para empezar, fundimos la mantequilla a fuego lento. Cuando comience a hacer espuma, añadimos la harina y dejamos que cueza durante 5 minutos a fuego fuerte, removiéndola con una cuchara de madera. A continuación, vertemos un poco de leche y seguimos removiendo sin parar. La mezcla debe formar una pasta un poco compacta en la que se formen pequeñas "bolitas" de masa. Llegado este punto, añadimos leche y removemos de modo que se obtenga una preparación homogénea y sin grumos. Para esto, necesitaremos un poco de paciencia, ya que lo haremos a fuego lento y sin dejar de mover en ningún momento. Una vez que hayamos conseguido el punto deseado, salpimentamos y podemos agregar un poquito de nuez moscada para darle un punto final.
Algunos de nuestros trucos
¡No más grumos! Para evitar los grumos, deja que la harina y la mantequilla se cuezan bien y se forme una especie de pasta que se desprende de paredes de la cacerola cuando añadas un poco de leche. Es imprescindible que tengas paciencia y no te precipites.
Un toque especial: se salpimenta la bechamel al final, porque todo depende de la cantidad final. Así, evitaremos condimentar en exceso o en defecto y añadimos además un poquito de nuez moscada. ¡Te encantará el resultado!
Líquida o espesa: según la receta que quieras utilizar, necesitarás una bechamel más o menos ligera. Ello depende de la cantidad de leche que agregues. Por ejemplo, en el caso de la lasaña, emplearás una bechamel ligera, mientras que si se trata de unas croquetas, necesitarás que sea más densa.
Algunas variantes
Apta para veganos: puedes variar ligeramente la receta y utilizar una margarina vegetal en lugar de la mantequilla. Además, puedes sustituir la leche por un caldo de verduras. Es cierto que el resultado será bastante más líquido que la bechamel tradicional pero es una opción ideal si sigues este tipo de dieta.
Al queso: para darle un toque mucho más sabroso a esta receta, puedes incorporar unos 40 o 50 g de queso parmesano rallado cuando esté a punto.
Al tomate: Añade al final dos cucharadas soperas de concentrado de tomate, más una cucharada de nata. Es perfecta para acompañar la carne o el pescado.
Al curry: En lugar de incorporar la nuez moscada, condimenta con una cucharilla de café de curry (o algo más si te gustan las emociones fuertes)
¿Qué recetas podemos preparar con bechamel?
Sola: en salsa, la bechamel semilíquida se utiliza simplemente para cubrir pescado, verduras, arroz.
En gratinados: verduras, quiches como la nata, sólo hay que sustituir una por otra.
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