El aceite de oliva es, sin lugar a dudas el rey de la dieta mediterránea. Y es que, qué bien sabe desayunar unas tostadas con tomate y un chorrito abundante de este maravilloso oro líquido, ¿verdad? Además de su sabor inigualable, nos ayuda a comer de forma más saludable. Sin embargo, más allá del común aceite de oliva, existe un buen número de aceites vegetales que puedes comenzar a introducir en tus comidas. Aquí te dejamos algunas recetas bajas en sal que puedes hacer aún más saludables si utilizas alguno de los aceites que te explicamos a continuación.
Algunos conceptos básicos
¿Qué quiere decir que un aceite es virgen? Se trata de un extracto de frutos por presión o centrifugación, sin tratamiento químico alguno.
Primera presión en frío: guarda las mismas características biológicas que tenía cuando se encontraba en su envase original: semilla o fruto. Son más caros y también más sabrosos. Estos aceites se utilizan en crudo y como condimento.
Nivel de acidez: cuanto más ácido sea, peor será la calidad del aceite. Es el indicador principal de la pureza y frescura del aceite. La calidad del aceite está directamente relacionada con el nivel de ácidos grasos del aceite.
¿Sabes cómo se extrae el aceite?
Por extracción en frío: los frutos y las semillas se presionan mecánicamente. A continuación, se decanta y se filtra el aceite que se ha obtenido.
Proceso mixto: presión en frío + temperatura adecuada de los residuos para obtener más aceite.
En caliente: se ponen a temperatura elevada tanto los frutos como las semillas para facilitar la extracción del aceite. A continuación, se centrifugan o presionan y se trata el aceite obtenido y se calienta repetidas veces.
Aceites vegetales y sus usos
Aceite de girasol: se utiliza en crudo, para cocer o freír (180°C max). Es algo espeso, ideal para vinagretas, escabeches y mayonesas.
Aceite de oliva: se emplea en crudo, para cocer o freír hasta una temperatura máxima de 180°C. Si es virgen y se ha extraído en frío, es mejor utilizarlo en crudo para aprovechar sus cualidades gustativas y nutricionales. El aceite de oliva es la grasa monoinsaturada más consumida del mundo y, por supuesto, un ingrediente clave de la dieta Mediterránea.
Aceite de colza: generalmente se utiliza como condimento aunque también se puede emplear para cocer, contrariamente a lo que se creía, aunque pierde muchas de sus cualidades nutricionales con el calor. Es uno de los aceites más empleados en los países del norte de Europa.
Aceite de cacahuete: se puede utilizar de todas las maneras. Es perfecto para las frituras ya que tolera hasta 220°C. Como su gusto es neutro, se adapta tanto a recetas saladas como dulces. Eso sí, debemos tener cuidado si tenemos algún tipo de intolerancia o alergia a los frutos secos.
Aceite de pepita de uva: es ideal para freír y cocinar en la sartén. Bastante neutro pero de gusto algo amargo, con lo que puede chocar en la preparación de vinagretas, mayonesas y todas aquellas recetas en las que se utilice en crudo.
Aceite de sésamo: es un aceite muy perfumado que se extrae del sésamo natural o tostado. Tolera el calor, aunque altera su sabor. Es mejor si lo añades al final de la receta, como aderezo. Perfecto para el cocinar al wok, hervir alimentos y también para los escabeches. Te recomendamos también que lo incorpores en algunas de tus recetas favoritas de repostería.
Aceite de maíz. este aceite neutro se utiliza para frituras (hasta 180°C), aderezos o para cocciones en la sartén.
Aceite de palma: se utiliza mucho en la cocina subsahariana. Este aceite rojo se cuaja en frío, ya que es rico en grasas saturadas. Se extrae de la palma y se conserva bien.
Aceite de coco: como el aceite de palma, se cuaja en frío. Se obtiene a partir de la copra y el albumen seco de la nuez de coco. Se puede utilizar tanto para freír como en cocciones y, de hecho, resulta perfecto para preparar una tempura de verduras.
Aceite de argán: su uso no es frecuente, ya que se trata de un producto caro. Sí resulta más común destro de la gastronomía marroquí, sobre todo a la hora del desayuno para untar el pan. Tiene un sabor afrutado y delicado perfecto para empezar el día.
Aceite de nuez: muy perfumado pero frágil, se utiliza como condimento y se conserva en la nevera. Excelente para carnes y pescados blancos, higos, peras, mozzarela y el queso de cabra, lo que lo convierte en un gran aliado a la hora de aliñar ensaladas.
Aceite de avellana: se utiliza y se conserva como el aceite de nuez. Ideal para acompañar el aguacate, la zanahoria cocida y otros alimentos con alto contenido en fécula. También es recomendable para condimentar la carne blanca, pescado rojo, el chocolate y los cereales.
Aceite de lino: Muy frágil y poco común. Se conserva en un lugar fresco y se estropea con facilidad. Resulta ideal para preparar verduras a la plancha.
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