Cuando comemos a deshoras muchas veces ni siquiera tenemos hambre. Suele ser porque hemos visto ese pedazo de pastel en el escaparate, o porque una amiga te ha incitado a acompañar las cañas con unas bravas, y al final terminas comiendo por comer. Si sabes reconocer cuándo tienes hambre de verdad, llevar una dieta saludable y perder algún kilo de más será coser y cantar. ¿Quieres saber cómo? Si alguna vez quieres picar algo, te recomendamos que pruebes alguno de estos alimentos bajos en calorías.
Ganas de comer
Cuando parezca que ese cruasán cubierto de chocolate te está llamando desde la pastelería, piensa si en vez de ese dulce ahora te comerías una pieza de fruta. Si tienes hambre la fruta también te apetecerá, entonces sí puedes tomarte el cruasán porque tienes hambre de verdad, y un caprichito de vez en cuando siempre está permitido.
Si en ese momento lo último que te apetece es comerte una manzana, tus ojos te han jugado una mala pasada. Aunque parezca suculento y apetecible, de momento deja ahí ese cruasán porque no tienes hambre.
Lo mismo pasa cuando olemos a pan recién hecho, por ejemplo. Seguro que antes de pasar por la panadería ni te habías planteado comer algo, o cuando están haciendo la cena y entramos a la cocina, ¡tenemos la necesidad de probar una de las croquetas que tu abuela está cocinando! Sí, el ser humano es así, y más cuando se trata de comida de la abuela. ¿Y si en vez de una croquetas eliges otras cenas más saludables? ¡Te dejamos unas ideas!
Igualmente, cuando estamos en un restaurante de comida internacional nuestro paladar no deja de pedir más y más sabores nuevos. Cuando te pase esto, dedica unos minutos a pensar cuánta hambre tienes realmente y si de verdad es necesario pedir todos los platos de la carta.
La mente y los sentimientos también juegan un papel crucial en lo que al hambre se refiere. Cuando nuestra mente tiene asimilados una serie de conceptos es difícil salir de ellos, por ejemplo si por nuestra cultura pensamos que la pasta engorda, no comeremos pasta. Por eso cambiar los hábitos alimenticios no es tarea fácil. Los sentimientos también pueden generar hambre, es el fenómeno conocido como “llenar el vacío”.
Cuando te suceda esto, y estés a punto de tomarte una tarrina de helado porque estás pasando un bache en tu vida, párate a pensar. Hay muchas más formas de superar una mala racha, dedicarte a tus aficiones, a tus amigos, o hacer algo de ejercicio son mejores soluciones. ¿No sabes por dónde empezar? ¡Elige entre los deportes que te proponemos y encuentra el que mejor se adapta a ti!
Hambre real
Un signo inequívoco de que tienes hambre es cuando “te rugen las tripas”. Pero no siempre hay que llegar a eso para darnos cuenta de que necesitamos comer. Para llevar una dieta equilibrada se recomienda comer cinco veces al día, esas comidas deben ser saludables, aunque en algún momento del día caiga un capricho. Acostumbrar al estómago a comer de esta manera solo aportará beneficios a la salud.
También es hambre real, aunque suene a ficción, el hambre celular. Nuestro cuerpo es sabio, y tenemos que aprender a escucharlo, cuando estamos bajos de algún tipo de nutriente el cuerpo genera una serie de antojos. Por eso en verano nos apetecen más alimentos frescos para estar bien hidratados, y en invierno más calóricos para no perder energía.
Ahora que sabes reconocer los tipos de hambre solo queda aprender a controlarse. Tomarse unos minutos para pensar si realmente necesitamos o no comer en ese momento, es suficiente para ello. La alimentación equilibrada combinada con la actividad física, es la clave de una vida saludable, ¿te apuntas?
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