Comer es nutrirse, es compartir, es disfrutar, es saborear el presente. Es hacerlo de forma consciente y feliz. Se trata de una sencilla idea que puede cambiar tu forma de ver la vida y, sobre todo, tu manera de disfrutar de las comidas. El mindful eating pone precisamente el foco en ese concepto. Se trata de aprender a escuchar a nuestro cuerpo para saber qué nos apetece en cada momento y alimentarnos de forma relajada y feliz, dedicándonos ese rato a nosotros y a nuestro bienestar, de manera que disfrutemos plenamente de cada bocado que nos llevamos a la boca. ¿Quieres saber cómo conseguirlo? Para descubrir en qué consiste, hemos hablado con María Pilar Casanova, coach en alimentación consciente, que nos ha enseñado cuatro puntos básicos para volver a disfrutar comiendo.
En sus sesiones, María Pilar enseña precisamente a comer de forma consciente, disfrutando, alimentándonos con los cinco sentidos. Ella suele comenzar sus charlas haciendo un original juego: pregunta cuál es nuestra relación con la comida del 1 al 10, siendo 10 una relación perfecta. ¿Tú qué nota te pondrías? "Tener una relación mala con la comida nos quita mucha energía y mucho tiempo que no dedicamos a nuestra familia, a nuestro trabajo o a nuestros hoobies", explica.
Si quieres que tu resultado cada vez que pienses en ello sea un rotundo 10, puedes conseguirlo gracias al mindful eating, es decir, disfrutando de las comidas, que es tan sencillo como saborear los alimentos, disfrutar de ellos, aprendiendo a apreciarlos y descubriendo que la comida es un vehículo hacia el placer y el bienestar. Porque es posible disfrutar de la vida comiendo. Tan solo tienes que seguir estos cuatro consejos.
1. Come cuando tengas hambre y hazlo de forma consciente
"Hay personas que comen solo porque es la hora de comer. Pero antes hay que preguntarse: '¿tengo hambre?' Y si no es hambre, preguntarse: 'Entonces, ¿para qué quiero comer?'", explica María Pilar. Para disfrutar realmente de la comida, debes aprender a escuchar tu estómago. Él te indicará si tienes hambre real, y si es así, desconecta (cierra ordenador y silencia el móvil), prepara tu plato tranquilamente, y saborea realmente tu comida. Y un consejo más: el primer bocado, mejor con los ojos cerrados. ¡Verás como descubres nuevos matices y sabores en tu menú!
2. Come de todo y disfruta de los alimentos
¿Qué debes comer? La respuesta es muy sencilla: de todo, absolutamente de todo. Cuando lo hagas, disfruta de las comidas y deja las preocupaciones a un lado. Saborea y disfruta de los alimentos, masticando tranquilamente. Si comes en 15 minutos porque tu trabajo o las prisas así te lo requieren, que sean 15 minutos para ti. Y otro consejo: come con la boca, con los ojos y con la nariz. Disfruta de los aromas, las texturas, los sabores...
"Cuando escuchas tu cuerpo, eres más consciente de lo que comes y poco a poco vas a elegir mejor, porque eso que escoges para comer se va a transformar en ti", cuenta la coach. Además, tus digestiones te lo agradecerán. Así, disfrutarás plenamente de todo el sabor de tu Activia y descubrirás lo bien que te sienta cuando lo comes o como te ayuda: ¡te lo aseguramos!
3. Siéntate en la mesa y desconecta del mundo
Grábatelo a fuego: una buena digestión empieza con el primer bocado. En un mundo lleno de prisas y timings, a menudo nos marcamos horarios para comer, y cuando llega el momento, lo hacemos a toda velocidad y comemos cualquier cosa. Por eso debes aprender a tomártelo con calma: come sentada en la mesa, olvídate de preocupaciones y smartphones y céntrate en lo que tienes en tu plato. A veces hay que desconectar para poder conectar con tu propia mente.
"A nivel digestivo el estómago se vuelve más sensible. Quien hace mindul eating va a distinguir con mayor claridad qué tipos de alimentos le sientan bien", dice la coach. "A medida que te cuestionas qué te sienta bien, terminas sabiéndolo con claridad". Y si tienes esa sensibilidad en el estómago te vas a dar cuenta de lo bien que te sienta un Activia y vas a disfrutar mucho más de su sabor y textura.
4. Come más despacio, durante unos 20 minutos
O, al menos, que sean 15. Hay muchos trucos que te pueden ayudar a comer más despacio, como dejar los cubiertos en la mesa entre bocado o bocado o probar a comer con la mano contraria a la que lo haces normalmente. Cuando comes más despacio y disfrutas de la comida realmente te das cuenta de lo que tu cuerpo necesita, ni más ni menos. Esto te ayudará a tener digestiones mucho más felices.
Porque la digestión no empieza después de comer, sino al principio, así que si quieres sentirte bien después de cada comida, mastica despacio y come en su justa medida. "Un consejo es que te dejes siempre algo en el plato para romper con la creencia de que nos lo tenemos que acabar todo. Tienes que ver comida en el plato y no tener la urgencia de acabártelo", explica María Pilar. Y eso te hace sentirte mejor a todos los niveles.
Aprende a moverte y a practicar mindfulness
Por último, fuera del plano de la alimentación, debes incluir hábitos saludables en tu día a día, de manera que formen parte de tu vida: subir por las escaleras en vez de usar el ascensor, dar un paseo al salir del trabajo o usar más la bici y menos el coche son algunas de esas acciones que tu cuerpo te pide de forma natural. Está muy bien salir a correr o ir al gimnasio, pero estar activa y predispuesta a moverse en todo momento es una actitud muy recomendable para tu vida.
Por otro lado, practica mindulness, es decir, cuando hagas cualquier cosa en tu vida, hazla de forma consciente, viviéndola intensamente y dejando el piloto automático a un lado. Esto es lo que te acabamos de enseñar respecto a la comida, pero puedes aplicarlo a muchos otros aspectos de tu vida para ser más feliz. Si nosotras lo hemos logrado, ¡tú también puedes!
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