Cada día es más estresante que el anterior: trabajo, calendarios, atascos... Sentarse a la mesa y disfrutar de cada bocado que le regalamos a nuestro organismo puede convertirse en todo un cambio de filosofía. Comer en 10 minutos mientras revisas tus redes sociales y escuchas la televisión de fondo, no te permite disfrutar de todos los matices de la comida. Aprende a seguir una alimentación saludable y escucha a tu cuerpo; el cambio no tardará en verse reflejado en tu digestión. Cuando comas, céntrate única y exclusivamente en esta acción, destierra todo tipo de distracciones y disfruta de la comida.
1. Come cuando tengas hambre
Escuchar a tu cuerpo es vital para una alimentación sana. Muchas veces terminamos comiendo porque es la hora indicada socialmente para hacerlo o porque vemos algo apetecible. Pero ¿tienes realmente hambre? Hazte esta pregunta cada vez que vayas a comer. Uno de los trucos para saber si tu cuerpo te está demandando comida es tan sencillo como beber un vaso de agua. Si tras beber la sensación de hambre desaparece es porque en realidad tu cuerpo estaba sediento, no hambriento. Prueba a prestarle más atención a las señales que manda tu organismo, mejorar vuestra relación te traerá innumerables beneficios.
2. Usa platos pequeños
La realidad es que eliminar de tu dieta un producto por completo limita las propiedades que éste puede aportar a tu cuerpo. La clave para una alimentación saludable y una buena digestión es comer de todo pero sólo en las proporciones en las que tu cuerpo te lo demande. La costumbre de terminarse todo lo que contiene el plato en el que nos hemos servido, no es nada beneficiosa. Comienza a utilizar platos pequeños como los del postre o sírvete raciones más pequeñas. Si al terminar te quedas con hambre siempre puedes repetir, la finalidad es no comer más de lo que necesitas, así que tu cuerpo te hará saber cuándo está saciado.
3. Disfruta de cada bocado
Sborea, mastica, respira... La comida es un placer, así que no renuncies a él. Cada bocado requiere su tiempo para saborearlo y sacarle el máximo sabor. Olvida eso de llenar el cubierto y acto seguido volver a cargarlo mientras aún estás masticando. Un truco infalible para respetar los tempos de cada bocado es posar los cubiertos entre un viaje y otro. Si conviertes este sencillo gesto en una rutina, espaciarás notablemente el tiempo de masticado y saborearás al máximo cada alimento que llegue a tu boca. Además, al masticar bien los alimentos le agilizas el trabajo a tu estómago y las digestiones pueden ser más sencillas.
4. Para cuando tu cuerpo esté saciado
Volvemos a la comunicación con tu organismo. El cerebro tarda en decirle al estómago que no necesita más, unos 20 minutos. Cuando llegue la hora de comer, procura que este delicioso proceso dure más de 15 minutos para que no comas de más. Si espacias cada bocado y procuras saborear cada alimento, no te costará mucho llegar a cumplir con los 15 minutos.
5. Lleva una vida activa
Por supuesto, para que nuestro organismo funcione como un reloj es necesario no sólo cuidar nuestra alimentación. Incluir alguna actividad física en nuestra rutina es un punto que no se debe olvidar. No es una cuestión de ir al gimnasio cada día y trabajar muy duro, sino más bien de adquirir hábitos saludables. Prueba a subir las escaleras del trabajo a pie en vez de subir en ascensor, o bájate una parada antes y ve caminando ese tramo. Estos sencillos gestos harán que la actividad física sea una realidad en tu vida y que sólo utilices el coche para trayectos largos. ¡Todo beneficios!
Dedícale más tiempo al ritual de la comida y tu cuerpo te lo agradecerá. Sé consciente de todo lo que comes y mejora la relación con tu estómago. Pon en práctica todo lo aprendido y descubrirás que estos 5 trucos te servirán para toda la vida.
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