A la vuelta de las vacaciones de verano, nuestra mente no es la única que necesita su tiempo para adaptarse a la rutina, algunas partes de nuestro cuerpo necesitan también un cuidado excepcional cuando llega septiembre.
Estamos hablando, por supuesto, de la piel, pero también de las uñas y el cabello, que sufren mucho con el sol, el agua del mar y el cloro de las piscinas. Pero no te preocupes, porque existen pequeños trucos que pueden ayudarte a que tu cuerpo no se resienta después del verano. ¿Preparada para darte el doble de mimos en esta vuelta de vacaciones?
Hidrata tu cuerpo
Tanto si has sido buena chica y la crema solar te ha acompañado a todos los rincones este verano como si has descuidado tu piel exponiéndola al sol sin protección, debes darle un extra de hidratación a la vuelta de vacaciones, tanto por dentro como por fuera.
Durante el verano, con la exposición prolongada al sol, la piel puede resecarse, acelerar su envejecimiento y llenarse de manchas. Es por ello por lo que es recomendable utilizar crema hidratante todas las mañanas y beber dos litros de agua al día. Si eres de las que no quiere despedirse de un bonito bronceado tan pronto, puedes utilizar cremas hidratantes que, además, protejan tu piel de los últimos rayos del verano para continuar bronceándote sin peligro. Tu piel también agradecerá los aceites secos, que devolverán la textura aterciopelada perdida durante el verano. Y si quieres un extra de mimos, hazte algún increíble tratamiento con alguno de estos descuentos que te ofrecemos. ¡Te quedarás como nueva!
Repara tu pelo
Puedes ganarle la batalla al sol, el cloro y la playa. Como cada año, a la vuelta de vacaciones habrás vuelto a notar que el verano ha hecho estragos en tu cabello, especialmente si lo llevas teñido o lo tienes muy seco. Lo mejor que puedes hacer es pasar por la peluquería y realizar un tratamiento reparador, aunque también puedes cuidarte el pelo en casa. Aplica al menos una vez a la semana una mascarilla hidratante que se adapte a las características de tu melena, y un sérum después de cada cepillado.
Una buena alimentación también hará milagros con tu cabellera. Incorpora vitaminas B6 y B8 a tu dieta para fortalecer la raíz, evitar la caída y rotura del pelo y preparar la melena para el otoño. Puedes encontrar estos nutrientes en las legumbres, el aguacate, los frutos secos, la coliflor, la carne, la yema de los huevos...
Uñas a punto
Al igual que el pelo, las uñas sufren por el calor, el cloro y el salitre. El verano es la época del año en la que ponemos más atención a la manicura y la pedicura, y para tener unas uñas sanas y fuertes es necesario hidratarlas antes de aplicar cualquier esmalte.
Conviene utilizar aceites naturales en lugar de endurecedores, y evitar la acetona en los productos quitaesmalte, ya que tienden a debilitar la uña y las cutículas. Te recomendamos, además, que pruebes con un complemento alimenticio que contenga queratina, vitaminas B6 y B8 y minerales como el zinc y el cobre, que te ayudarán a devolver a tus uñas la flexibilidad y la fuerza que tenían antes de que comenzase el verano.
Renueva la piel de tu rostro
Uno de los grandes damnificados después de las largas jornadas de verano es nuestro cutis. La cara es una de las partes del cuerpo más expuestas al antojo meteorológico, y si en invierno requiere unos cuidados, en verano hay que procurarle otros.
Resulta fundamental deshacerse de las células muertas y limpiar nuestros poros para que los productos que utilicemos puedan penetrar mejor en nuestra piel. Septiembre es el mes ideal para realizar una limpieza de cutis, con su correspondiente exfoliación. Acompaña el peeling con un buen contorno de ojos, una crema hidratante no grasa y, si lo necesitas, una crema despigmentante para luchar contra las manchas.
Adiós a las durezas de los pies
El sol, las largas caminatas, las sandalias planas, las de tacón vertiginoso... ¡Son tantos los retos a los que se enfrentan nuestros pies en época estival! Es importante que durante los meses de verano y un tiempo después les concedas un tratamiento especial para evitar las antiestéticas y dolorosas grietas y durezas.
Lo más importante para la salud de nuestros pies es escoger un calzado adecuado, cómodo y sobre todo, que transpire. Así evitarás rozaduras, ampollas, sequedades, o incluso la aparición de hongos. Como ocurre con todas las partes de nuestro cuerpo, el calor resecará la piel de tus pies, así que intenta que al menos les dé el aire. Si eres propensa a que te salgan durezas en el talón durante el verano, deberías hacerte con una piedra pómez para utilizarla una o dos veces por semana. ¡Tus talones quedarán perfectos y suaves!
Con todos estos consejos, ya estás lista para una vuelta a la rutina por todo lo alto... ¡A por ella!
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