1. Temperatura ideal en casa: Mantén la temperatura en tu hogar alrededor de los 23 o 24 grados, especialmente si hay bebés o niños presentes. Este rango asegura un ambiente cálido y acogedor, siendo también beneficioso para personas mayores cuya capacidad de regulación térmica puede disminuir.
2. Capas, pero sin exagerar: A la hora de vestir a los pequeños, opta por el uso de capas. Esto no solo facilita vestirlos y desvestirlos, sino que también permite un rápido control de su temperatura. Recuerda que, por lo general, los bebés necesitarán una capa más de ropa que los adultos.
3. Identifica si tienen frío: Los bebés y lactantes suelen tener los pies fríos, por lo que es esencial utilizar calcetines o patucos para prevenir la pérdida de calor por esa zona. Observa la coloración de su rostro y su nuca: un rostro colorado o sudor en la nuca indican posible exceso de abrigo. Ajusta las capas según sus necesidades para garantizar su comodidad.
4. Cuidado con la calefacción: Las calefacciones tienden a resecar la piel y las mucosas. Coloca recipientes con agua sobre las calefacciones o utiliza un humidificador para contrarrestar la sequedad del ambiente. Si la piel del niño se reseca, aplicar una crema hidratante neutra para bebés puede ser beneficioso.
5. Baños rápidos y tibios: Los baños deben ser breves, especialmente en los meses fríos. Asegúrate de que el agua esté tibia y el ambiente alrededor de 24 grados. Evita cambios bruscos de temperatura y, si es necesario, calienta la habitación antes del baño. Verifica que la ropa no esté demasiado caliente para evitar sorpresas.
6. Noches confortables: En la noche, el cuarto del niño debe mantenerse entre los 20 y 22 grados. Opta por un pijama calentito que cubra los pies y evita el uso de mantas gordas que los bebés tienden a destapar. Si el niño es inquieto, un saquito de dormir puede ser más efectivo que una manta.
7. Salidas al exterior: Viste a los bebés y niños de acuerdo con la temperatura exterior. Las capas delgadas son ideales para mantenerlos secos y abrigados. Evita salir durante las primeras y últimas horas del día, cuando el frío es más intenso. Presta atención a señales de incomodidad y ajústate según sus necesidades.
8. Ropa adecuada para el frío: Durante los meses fríos, opta por prendas que permitan que la piel respire, como algodón o lana. Asegúrate de incluir manoplas, calcetines gruesos y un gorro, ya que los bebés pierden calor fácilmente por la cabeza. Evita bufandas y prendas con cordones cerca del cuello para prevenir accidentes.
9. Condiciones climáticas extremas: En días de tormenta o temperaturas muy bajas, limita las salidas al aire libre. Presta atención a signos de frío o calor en tu hijo, ajustando su vestimenta según sea necesario.
Recuerda que la seguridad y comodidad de tu pequeño son lo más importante.
Con estos consejos simples, asegúrate de que tus pequeños exploradores disfruten del invierno de manera segura y cálida.
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