Según el último Informa Nacional de Ahogamientos publicado por la Federación Española de Salvamento y Socorrismo, España ha registrado un total de 264 ahogamientos, lo que supone un 20% que en 2015, de los cuáles un 12% ha ocurrido en zonas vigiladas. De estos datos entresacamos que los mayores casos se han dado en personas de mediana edad (entre los 65 y 74 años) en un 20%, de edad adulta (entre 45 y 54 años) en un 14%, mientras que los niños (entre 0 y 17 años) según el informe resultan ser los menos vulnerables en ahogamientos. Pero, no debemos confiarnos y siempre mantenernos alerta desde que el niño pone un pie en la piscina hasta que sale.
Esperar un tiempo prudencial para que se bañe después de comer, si no sabe nada que nunca falten los apoyos de seguridad como flotador o manguitos o controlar que sus juegos en el agua no sean peligrosos son algunos de los consejos que siempre se repiten a todos los padres, pero... MaterNatal nos pone alerta con un tipo de ahogamiento que quizás todavía no conozcas su existencia: el ahogamiento secundario.
¡Importante! ¿Qué es el ahogamiento secundario?
El ahogamiento secundario es una patología que ocurre rara vez, sin embargo, dado que puede llevar a la muerte del niño o bebé es fundamental que los padres y cuidadora sepan reconocer los síntomas.
Estamos en plena época estival y los padres ya saben las precauciones que deben tomar cuando tienen niños pequeños a cargo en playas, ríos, pantanos o piscinas. Mucho se ha escrito de cómo prevenir el ahogamiento de los más peques sin embargo, ¿qué ocurre cuando, a pesar de los mil ojos que ponemos a nuestros hijos (manguitos, flotadores...) no funcionan y ocurre un accidente en el que el niño se ahoga?
Desde MaterNatal se insiste en la necesidad de que padres, abuelos y cuidadores sepan realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) ya que es la diferencia que marca la supervivencia del accidentado y puede disminuir la afectación cerebral. "Lo lógico es que un niño que se ha ahogado, reciba una RCP, independientemente del tiempo que haya permanecido bajo el agua. Muchos niños responden muy bien a estas maniobras, y les volvemos a tener correteando al rato del 'susto' de los padres", afirman desde la clínica.
Sin embargo, el ahogamiento secundario, necesita que haya habido un ahogamiento en agua para ocurrir. Ya que éste es consecuencia de la reacción de la vía respiratoria del niño a la exposición de líquido dulce o salado, tratado o no con químicos (en las piscinas por ejemplo). Esto puede ocurrir desde pocas horas después, hasta transcurridas 72 horas y para evitar que el desenlace sea fatal los padres deben saber cuales son los síntomas:
- Dificultad para respirar.
- Tos intensa.
- Cansancio extremo, somnolencia.
- Comportamiento extraño (dificultad en pronunciar palabras, falta de coordinación, etc).
Por este motivo, es necesario que los padres lleven a sus hijos a un hospital después de un episodio así ya que es conveniente que los niños permanezcan en observación algunas horas, para que su estado sea de nuevo evaluado por un médico.
Contenido elaborado en colaboración con MaterNatal
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