No debemos olvidarnos...
de que el amoníaco, la lejía y la sosa, así como cualquier tipo de ácidos, están terminantemente prohibidos porque podrían dañar el revestimiento de forma irreversible. Además, también hay que evitar intentar quitar las manchas con un estropajo metálico o cualquier otro objeto que pueda rayar el hormigón o que, a largo plazo, provoque su destrucción.
Importante: comprueba el pH del producto que vas a utilizar, debería ser neutro
La limpieza diaria
El hormigón, sea natural, con cera o barniz, debe cuidarse como las baldosas. No obstante, como es poroso por naturaleza, los fabricantes recomiendan un detergente especial que con cada lavado crea una película de protección. El suelo se vuelve antiestático, antideslizante e incluso antibacteriano. Si no tienes este detergente especial solo debes añadir un poco de detergente a la resina de pino en un litro de agua caliente. Eso sí, no olvides aclarar y secar el suelo inmediatamente, sobre todo si el revestimiento no ha estado tratado contra la porosidad.
Acabar con todas las manchas
Los jabones específicos para refregar acaban con todas las manchas. Para la grasa vierte bicarbonato de sosa en un poco de agua, aclara y repite la operación hasta que la mancha desaparezca del todo. El talco es menos agresivo y surte el mismo efecto.
Para el óxido y la tinta, recubre la mancha con un 10 % de ácido oxálico. Deja que actúe, aclara y seca la baldosa. No obstante, si tras muchos esfuerzos la mancha no desaparece, deberás recurrir al ácido clorhídrico.
Importante: Los profesionales lo garantizan, pasados cuatro años las manchas desaparecen de forma natural. Ahora bien, hay que tener paciencia.
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