En la habitación, en el baño, en el salón o en la entrada, el espejo forma parte de los elementos decorativos de un interior digno de este nombre. Sólo hay que saber dónde colocarlo y cómo colgarlo, para un efecto espectacular.
¿Dónde colocarlo?
Excepto los espejos incrustados en armarios o aparadores, generalmente los colocamos en una pared. Se suelen colocar en un lugar estratégico según las estancias: encima de la pica en el cuarto de baño, encima de una cómoda en una habitación, encima de un aparador o sobre una consola en el salón.
Colocados siempre a la altura de la vista (a 1,70 m del suelo), algunos espejos requieren la presencia de una fuente de luz próxima. Esto ocurre especialmente en el baño (uno o más focos) o en la entrada (suspensión, apliques), lugares en los que es frecuente la ausencia de ventanas.
A saber:
Colocado a conciencia, el espejo refleja los ángulos y permite aumentar la estancia. Para hacerlo, colócalo más bien al fondo (en una entrada a lo largo o al fondo del salón), para dar profundidad.
¿Cómo colgar un espejo?
Con presillas:
No es necesario perforar el espejo. La fijación se hace con cuatro presillas, dos abajo y dos otras por cada lado.
Puedes elegir entre varios tipos de presillas: las metálicas, que se colocan sobre los bordes del espejo; las correderas o desmontables, que se disimulan detrás del espejo; y las que se atornillan. Estas pequeñas piezas cilíndricas, con una muesca y un calamón dorado, cromado o más original, mantienen eficazmente el espejo en la pared.
Lo más práctico:
Basta con pegar una banda de cinta adhesiva sobre la pared y trazar una marca con la ayuda de éste para marcar las perforaciones.
Despega esta cinta y traza la base de los puntos con la ayuda del nivel de burbuja para que el espejo quede recto. A continuación, pon las presillas de la parte inferior colocando las muescas al nivel de esta línea. Coloca el espejo sobre estas presillas y marca el emplazamiento sobre las presillas laterales dejando 1 mm de juego para que el cristal se dilate fácilmente. Ahora no queda más que retirar el espejo para ver los emplazamientos. Luego, haz los agujeros con el taladro y pon las presillas con tornillos y clavijas. Con presillas metálicas, pon el espejo antes de atornillar. Si son correderas, ábrelas, pon el espejo y luego ciérralas.
Y si se trata de presillas para atornillar, coloca el espejo en las muescas y atornilla los calamones.
Con tornillos:
En caso de que el espejo no esté previamente perforado, piensa en perforar primero el cristal con la ayuda de un taladro sin percusión, primero delante y luego por detrás.
Coloca el espejo y marca los agujeros en la pared con un lápiz. Haz los agujeros y coloca las clavijas. Luego, coloca en el embase aterrajado un embellecedor y una arandela de plástico sobre cada tornillo.
Introduce los tornillos en los agujeros del espejo y pasa una arandela de plástico en cada tornillo para atornillar lo mejor posible el espejo en la pared. Por último, coloca los embellecedores en la cabeza de los tornillos y apriétalas con la mano.
Con bandas adhesivas:
Las bandas o espumas adhesivas de doble cara también son muy prácticas para la fijación permanente vertical de espejos.
Antes de nada, comprueba que el soporte está limpio y totalmente seco. A continuación, desenrolla las cintas a lo largo del espejo y retira la capa protectora de la doble cara. En principio, basta con poner dos bandas adhesivas. Pero si el espejo es pesado, mejor multiplica las fijaciones.
Coloca el espejo apretando fuertemente durante unos 40 segundos.
Con cola:
También rápida y práctica, la fijación con cola, más concretamente con masilla especial para espejos o masilla de impermeabilidad, tiene la ventaja de no atacar al azogue del espejo.
A saber: hay que esperar al menos 24 horas para obtener una fijación definitiva y asegurarnos de que el espejo no se cae. Así que, paciencia.
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