No hay nadie que pueda con nosotras cuando creemos que llevamos la razón. Ni siquiera pueden hacernos cambiar de opinión cuando tenemos dudas de estar o no en lo cierto. Tenemos una arrolladora confianza en nosotras mismas y, aunque sí sabemos escuchar, la verdad es que a veces pecamos de pensar solo a nosotras mismas... ¿Te resulta familiar?
1. Has pasado una infancia 'conflictiva' con tu hermana
Tener la cabeza dura no es algo que surja de un día para otro. Desde tu más tierna infancia ya dabas constancia de tu gran 'capacidad'. Precisamente por eso has peleado con tu hermana hasta la saciedad: desde luchas por una Barbie hasta todo un espectáculo con tirones de pelo incluidos. Posiblemente, haya sido tu hermana la persona que más ha sufrido tu terquedad y lo sabes.
2. La que organiza planes aquí eres tú
¡Hoy piscina! ¡Hoy cine! ¡Nos vamos a Ibiza de vacaciones! Por regla general, te importa poco lo que le interese hacer a quien te acompañe. Cuando se te mete un plan entre ceja y ceja, resulta imposible hacerte cambiar de opinión. Por suerte, tus amigos y tu chico ya saben adaptar tus planes a sus necesidades.
3. Han sido muchas las apuestas perdidas por tu cabezonería
Cuando eres cabezona, tienes que intentar salirte con la tuya todo el tiempo. Por eso, cuando algún aventurado te lleva la contraria sin pensar en las consecuencias, tú inmediatamente apuestas. Puede ser dinero, una cena, una noche de fiesta... Y todo porque crees que llevas la razón sobre el nombre de aquel actor que salía en una serie de los 90. Así somos nosotras...
4. Llevar la contraria es tu especialidad
Hay veces que lo haces por inercia. Tu piloto automático salta cada vez que escuchas un 'no' y te encanta discutir hasta las últimas consecuencias. Pobre de aquel que te siga el juego....
5. Tu orgullo va por encima de todo
Reconocer tus errores no entra dentro de tus planes. Tener la cabeza dura implica no desistir de nuestras ideas hasta el final. Cuando finalmente alguien te demuestra -con muchas pruebas, sudor y lágrimas- que estás equivocada, tú te limitas a levantar tu cabeza y decir con una mirada que no te acabas de creer que hayas cometido un error.
6. Todo está bajo tu control
Te gusta tener todo controlado: saber qué ocurre a tu alrededor y por qué ocurre. En el momento en el que algo se escapa a lo que tenías establecido, tu ira estalla:
7. Todo el mundo habla de tu cualidad
Prácticamente desde que naciste eres conocida por tu terquedad. ¿Cuántas veces has escuchado la frase 'tienes la cabeza más dura que una piedra'? Si al menos un par de veces por semana alguien de tu alrededor hace esta afirmación es que tu cabezonería no conoce límites.
8. Los polos iguales se atraen
Que te cruces en la vida con una persona tan cabezota como tú puede ser la peor de tus pesadillas o una adicción que no puedas dejar. De hecho, muchas parejas surgen así. El único problema es que a veces en vez de saltar chispas de amor, saltan llamaradas de odio ocasional.
9. Eres una enciclopedia andante (aunque con un poquito menos de razón)
Eres médico, abogada, periodista y hasta astrónoma si se diese la ocasión. Una persona cabezota NUNCA reconocerá no saber de algo y siempre estará dispuesta a dar su opinión esté o no en lo cierto.
10. 100% segura de ti misma
Si hay algo de lo que puedes presumir es de que te sobra seguridad en ti misma.¡Bravo!
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