El amor a veces es la mejor de las medicinas. No cabe duda que esa conexión tiene beneficios sobre nuestro estado de ánimo y, claro está, repercute en nuestra salud. Prueba de ello es la increíble historia de Matt Davis y Danielle Josey Davis, un matrimonio estadounidense capaz de superar cualquier obstáculo. Dos meses le bastó a esta pareja para descubrir que estaban hechos el uno para el otro. Dos meses en los que se enamoraron, se prometieron, y se casaron. Y siete meses después Matt tuvo su terrible accidente.
Según los médicos, solo tenía un 10% de posibilidades de despertarse del coma. Los doctores recomendaron a Danielle que dejara marchar a su marido y les permitiera desconectar las máquinas que le mantenían con vida pero ella, convencida de que el amor que siente hacia él era mucho más fuerte que cualquier contratiempo decidió aguantar. Una decisión increíblemente difícil teniendo también en cuenta que el padre de Matt había fallecido hacia poco y su madre estaba tan enferma que no podía cuidarle. Así, ella sola, y tras muchas noches durmiendo a su lado, sucedió. Un buen día, Matt despertó.
Y la vida continuó. Más difícil pero continuó. Matt, que olvidó todo lo anterior al accidente debido al traumatismo craneal que sufrió, volvió a aprender a hablar, a comunicarse, a moverse, a nadar, a soplar las velas de sus cumpleaños, a jugar al ping pong. Y a querer a su esposa. Aunque tal vez eso es lo único que nunca olvidó.
Al final, la vida vuelve a sonreír. Matt ha recuperado el sentido del humor (una de las cosas que más temía su mujer que no volviera a pasar) y tras meses de rehabilitación se vale por sí mismo. Incluso empieza a dar sus primeros pasos. Por segunda vez en su vida. Casi como un bebé. Y es que las segundas oportunidades a veces son totalmente completas. Él renació, y su esposa sobrevivió también al desastre emocional. ¡Bravo por ellos!
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