Artículo elaborado por Juan Carlos Montero Vocal de Publicidad, Comunicación y Redes de COPOMA
Son muchos los agentes y las causas que provocan que nuestros pies, con el tiempo, desarrollen patologías propias de la desatención. Además, es una de las partes del cuerpo que más entra en contacto con diferentes superficies, lo que la convierte en el blanco fácil de las agresiones externas.
El paso del tiempo juega a nuestra contra en términos de salud, y no iba a ser menos en cuanto a nuestros pies. Por esta razón, desde COPOMA, queremos darte algunas recomendaciones que te ayuden a frenar las posibles patologías que en un futuro puedan aparecer en las extremidades inferiores.
Una de las primeras consideraciones a tener en cuenta, sin lugar a dudas, es el calzado. En función de la actividad a realizar será conveniente contar un tipo de calzado que se adecue a cada una de ellas, en cambio, todos ellos, deben compartir las siguientes características comunes:
- Debe actuar como protector de nuestros pies.
- Para ejercer el movimiento de nuestros pies de forma correcta, es importante que, el calzado sea flexible.
- La sujeción es imprescindible, así como, una suela lo suficientemente ancha, es decir, un grosor aproximado de 2-4 cm, para que la fricción sobre el suelo sea la adecuada.
Utilizar un calzado inadecuado, a la larga, va a traer consecuencias negativas para nuestra pisada. Pero no solo eso, sino que además, puede provocar alteraciones en otras zonas de cuerpo como la cadera, las rodillas o incluso la espalda.
Por otro lado, otro de los problemas que puede acarrea el pasar de los años, como resultado del roce o de la comprensión a la que nuestros pies se ven expuestos continuamente, es la aparición de callos. Se trata de durezas que aparecen en ciertas zonas de nuestros pies apareciendo de forma abultada.
Con el paso del tiempo, incluso algo tan sencillo como cortar las uñas de los pies puede traer consigo una alteración en nuestros pies, en este caso, recibe el nombre de uñas encarnadas. De no ejecutar esta tarea correctamente, poco a poco, estaremos ocasionando que nuestra uña se interne dentro de la piel. Por lo tanto, comenzaremos a sentir dolores, hinchazón e irritación en la uña.
Diariamente, nuestros pies requieren de ciertos cuidados, pero además, es importante tener en cuenta algunos aspectos cotidianos con los que vamos a prevenir futuros achaques que son consecuencia de la desatención de los mismos.
- Es fundamental mantener nuestros pies perfectamente hidratados, para evitar que se resequen.
- Tras cada baño o ducha es importante que sequemos nuestros pies correctamente, sin frotar con la toalla en exceso, incidiendo en mayor medida en las zonas interdigitales para evitar la aparición de hongos por el exceso de humedad. Por esta misma razón, debemos evitar frecuentar sin ningún tipo de protección zonas donde abunde la humedad.
Otra de las patologías que más afectan a nuestros pies, sobre todo a lo largo de la edad adulta, es la mala circulación. Pasar muchas horas del día de pie, o sentados de forma inerte es muy perjudicial. Por lo tanto, debemos, en la medida de lo posible, evitarlo. También, excedernos con el agua caliente en las duchas o baños es un riesgo para la salud de nuestros pies. Es importante tener en cuenta todo ello para que nuestra circulación esté activada.
La prevención, es la mejor forma de evitar dolencias en nuestros pies que puedan desembocar en problemas mucho más graves con el paso de los años. El tiempo pasa y, con él, nosotros, por lo tanto, para mantener nuestros pies saludables, debemos prestarles especial atención y además, debemos contar con el diagnóstico de un Profesional de la Podología que nos asesore respecto a la condición de nuestros pies.
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