Artículo elaborado por Juan Carlos Montero Vocal de Publicidad, Comunicación y Redes de COPOMA
El otoño es una época del año en la que a muchos nos apetece salir a caminar a la montaña. Buscamos una oportunidad para despejarnos del estrés que genera el ritmo frenético de la rutina y la vida en la ciudad. Sin embargo, el cuidado de nuestros pies es crucial para poder disfrutar de los placeres que el campo en otoño nos proporciona. No nos gustaría que nada pusiera inconvenientes a este plan de fin de semana, por ello os traemos una serie de medidas a tener en cuenta antes, durante y después de nuestra caminata.
Lo primero de todo, y algo que debería hacer cualquier persona para prevenir e identificar problemas en los pies, es acudir a la consulta de podología. Con un estudio de nuestros pies, podremos conocer si tenemos problemas que a priori deberíamos atajar antes de ir a la montaña. Por ejemplo, si debemos colocarnos plantillas podológicas en el calzado, o si tenemos problemas en las uñas que pueden empeorar con la actividad.
Otro aspecto a considerar antes de ir a la montaña es elegir un buen calzado. Esto es fundamental a la hora de prevenir posibles lesiones después de caminar largos recorridos. Los zapatos que utilicemos deberán cumplir tres requisitos: una correcta adaptación al pie, una buena sujeción y una adecuada amortiguación del impacto. En cuanto a la forma del zapato, ha de tener la suela con suficiente grosor, y la altura de la bota ha de llegar a cubrir suficientemente el talón. Deberán ser aislantes y transpirables para mayor comodidad y seguridad. Con ello nos aseguramos una protección y confort, que va a evitar complicaciones en el momento de hacer la ruta.
No nos debemos olvidar de preparar correctamente las uñas, dándoles un cuidado previo que por su parte debería ser habitual y estar dentro de nuestra rutina. A parte de darle al pie una correcta hidratación en el día a día, hay que prestar suficiente atención al modo en que nos cortamos las uñas. Por norma general tienen que tener un corte cuidado, no puede aproximarse demasiado a la pie, y la forma tiene que ser recta. Hay otro tipo de uñas que necesitan un tipo de corte adaptado, por ello repetimos que es importante asistir a la consulta del profesional de la podología para conocer más sobre el cuidado de nuestros propios pies.
Una vez que llega el día de la escapada, durante la actividad de montaña es conveniente tener en cuenta nuestras capacidades, para adaptar la ruta y evitar que nuestros pies sufran. En el momento en el que estamos andando, es importante saber parar a hacer algunos descansos de vez en cuando. También valorar si deberíamos terminar con el paseo y volvernos en el momento en que nos damos cuenta de que la intensidad o durabilidad de la ruta está siendo mayor que nuestras capacidades. De esta manera, vamos a evitar en gran medida futuras complicaciones, como problemas en las uñas, posibles lesiones o torceduras e inflamaciones.
Además, si pensamos en realizar este tipo de actividad para disfrutar de un agradable paseo, tener controlado este aspecto nos va a garantizar un mayor disfrute y recuerdo, lo que es, al fin de cuentas, el objetivo de salir a realizar este tipo de ocio.
Para que el día de montaña no pase factura durante toda la semana a nuestros pies, una vez que llegamos a casa es conveniente también realizar los cuidados a posteriori. Revisar el estado de nuestras uñas es muy importante, ya que reciben un gran impacto durante la pisada. Hay ciertos daños como los hematomas subungueales, o problemas que pueden provocar inflamación o infección que se pueden prevenir con esta revisión. Si encontramos algo anormal o extraño deberemos acudir al profesional de la podología.
Por último, llega el merecidísimo momento de relajar nuestros pies. Colocarnos el calzado de hogar y los contrastes de agua fría-caliente son las prácticas más habituales. Pero, también podemos aplicar pomadas relajantes que favorezcan la circulación de las venas, y poner los pies en alto. Todo ello va a evitar la hinchazón mejorando la circulación sanguínea, y generando una sensación de alivio.
Todos estos aspectos a tener en cuenta al salir a caminar a la montaña se pueden aplicar ante cualquier actividad que hagamos. Es errónea la tendencia a pensar que, si es una práctica puntual, no debemos tener cautela a la hora de tener todas estas consideraciones. Precisamente, porque no estamos habituados a realizar caminatas largas y por terrenos incómodos, debemos tener un mayor cuidado con nuestros pies.
Esperamos que con todas estas recomendaciones sobre el cuidado de los pies durante las escapadas otoñales a la montaña, sirvan para poder disfrutar de las mismas. Poder coger un soplo de aire fresco una vez finalizada la semana debería ser una actividad reparadora, no dejes que las molestias en los pies generen el efecto contrario.
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