Aunque la ruptura del matrimonio siempre es un momento complicado, independientemente del momento en el que suceda, cuando ésta tiene lugar tras muchos años de convivencia la sensación de vacío y confusión puede ser mayor. No obstante, cada vez más parejas toman la decisión de divorciarse pasados los 50, algo que se ha venido en denominar “divorcio gris”.
Que una pareja que ha pasado por casi todo juntos, que ha sido capaz de sortear todas las amenazas que ponen en peligro una relación durante años termine por tirar la toalla cuando ya afrontan la madurez puede parecer extraño. Pero el fenómeno existe y los números así lo demuestran. Entre los años 1990 y 2010 las estadísticas reflejan que la mitad de los divorcios que se produjeron involucraban a personas mayores de 55.
¿Qué motiva esta decisión?
Cada pareja es un mundo, y no siempre son los mismos motivos los que empujan a parejas maduras a divorciarse, pero sí que se pueden identificar algunas razones que aparecen con frecuencia como catalizadoras de esta decisión. En muchos casos el desgaste que se produce con la convivencia llega a tal grado que ésta resulta ya insostenible. En otros la separación viene como consecuencia de una infidelidad o simplemente porque se pierde por completo el interés por esa persona y la idea de compartir con ella lo que queda de vida resulta menos atractiva que la de empezar desde cero.
Pero aunque un divorcio puede originarse por problemas de comunicación, rutina, o mil otras causas, no siempre tienen lugar porque exista una crísis. Hay que tomar conciencia de que las personas evolucionan y no siempre lo hacen del mismo modo. Una pareja podía tener cosas en común 20 años atrás y que sus personalidades hayan ido creciendo en direcciones diferentes hasta el punto de sentirse hoy en día como extraños.
LETTER
Aspectos a considerar al dar este paso
Si la decisión de romper una pareja con la que llevas buena parte de tu vida ya es complicada de por sí, hay otros aspectos que la hacen todavía más difícil. Tras construir un patrimonio en conjunto, ninguno de los dos probablemente encuentre justo el reparto de los bienes, por lo que las tensiones pueden incrementarse.
Pero sobre todo lo que hay que considerar es el modo en el que se afronta el futuro. Un divorcio a esa edad no implica necesariamente una vida en solitario. Es importante mostrarse abiertos a rehacer nuestra vida. Ello implica volver a tener cierta vida social y conocer nuevas personas, lo que en algunos casos puede causar cierta ansiedad, pero que es necesario.