Antes era muy fácil confundir a Hanna Montana y a Miley Cyrus. Ambas tenían cara de buena chica. El 24 de marzo de 2006 el mundo entero conocía a Hanna Montana. Aquel día, Disney Channel estrenaba una de sus grandes apuestas de ficción, pero nadie pensaba que esta joven se podría convertir en el fenómeno social de hoy en día.
La serie estuvo en antena durante cinco años. La joven Miley interpretaba a una chica de instituto que pasaba desapercibida entre sus compañeros. Pero, a la vez, y sin que nadie lo supiese, también era una estrella entre los adolescentes en el mundo de la música. Así es como Miley se presentó ante el mundo y como triunfó.
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En Disney supieron ver el potencial de la joven e hicieron varias películas sobre la serie que llegaron hasta la gran pantalla. Además, Miley hizo gira de conciertos mientras pertenecía a la factoría de los dibujos animados. Pero había que cortar con esta imagen de forma radical y quería seguir diciendo algo al mundo.
Nada más terminar la serie en 2011, Miley dio un giro radical a su carrera. Se cortó el pelo y su música comenzó a sonar mucho más adulta. Por aquel entonces ya le gustaba enseñar un poco más de carne, pero no era la Miley estrambótica que todos conocemos ahora.
Miley comenzó a triunfar en el mundo de la música. En 2013 regresó a los escenarios una vez dejó atrás el nombre de Hannah Montana para lanzar el disco Bangerz. Su corte de pelo fue el primer síntoma de que teníamos ante nuestras narices a una nueva y renovada Miley Cyrus. La joven se paseaba por los photocall llamando mucho la atención y subiendo la temperatura.
Y entonces nos encontramos a la Miley que hoy en día se sube a los escenarios. A la Miley Cyrus que saca la lengua, que abre las piernas y que no tiene ningún pudor en enseñar sus partes más íntimas a los espectadores. A la Miley provocadora. Y ya han pasado 10 años desde que conocimos a esa niña tierna y dulce que engatusó a los pequeños de la casa. Ahora la siguen los que son un poco más mayorcitos.
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