El pasado 21 de febrero, tres de las cinco componentes de la banda, Maria Aliojina, Yekaterina Samutsevich y Nadezhda Tolokonnikova, eran detenidas mientras daban un concierto protesta en la Catedral del Cristo Salvador de Moscú.
Las jóvenes entraron en la Iglesia y comenzarona tocar en el altar, para denunciar el apoyo de la Iglesia ortodoxa a la campaña electoral de Vladímir Putin, por aquél enonces Primer Ministro. Ante la mirada atónita de todos los presentes, las tres chicas fueron arrestadas inmediatamente por los guardas de seguridad de la catedral.
Ante tal rebelión, la ira del actual presidente Putin ha caído con todo su peso sobre las activistas. Sin apenas tiempo para presentar alegaciones, las tres integrantes han sido condenadas a dos años de prisión acusadas de "vandalismo y odio religioso", según la juez Marina Syrova, en un veredicto que ha sido rechazado por simpatizantes de la banda y opositores al presidente ruso. Ante tal acusación, las tres mujeres aclaraban el mes pasado: "Nunca dijimos nada para insultar a los creyentes, a la Iglesia o a Dios", y se declaraban inocentes de los cargos de vandalismo.
Amnistía Internacional las ha reconocido como "presas de conciencia" y Human Rights Watch ha mostrado su rechazo absoluto a la condena.
Muchas son las protestas contra la mano de hierro de Putin, pero sólo las "Pussy Riots" han conseguido traspasar fronteras y se han hecho eco de sus acciones en el mundo entero. Kasparov, ex campeón de ajedrez, activista político y antiguo rival del Presidente, se encontraba en la manifestación convocada ante el tribunal de Moscú para protestar contra la sentencia dictada para María, Yekaterina y Nadezhda. Incluso Madonna ha mostrado su apoyo hacia la causa que estas mujeres defienden.
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