Binta Sankano y Sekou Tutay son los nombres de los dos padres que han sido condenados por practicar la ablación a sus dos hijas. No se sabe quién la practicó ni la fecha o el lugar, pero, de lo que el tribunal de la Audiencia de Barcelona sí está seguro es que, cuando las niñas acudieron a una exploración en enero de 2011 no tenían clítoris, mientras que, en su revisión anterior en 2010, sus órganos genitales estaban intactos.
Los padres se han comprometido a practicarle a las pequeñas una operación de reconstrucción del clítoris, algo que, sin embargo, no les exime de la pena de prisión ya que en ningún momento denunciaron los hechos. Además, han afirmado rotundamente que en ese período no viajaron a Gambia, su país de origen en el que es tradición este tipo de prácticas, ni abandonaron España por ningún otro motivo.
La madre de las pequeñas se declaró inocente del delito en el juicio, pero aseguró que "no sabía que tal práctica estaba prohibida y que constituía una conducta delictiva". No obstante, hay constancia de que el Ayuntamiento de Vilanova visitó en 2008 a Binta para explicarle la situación legal de esta práctica en España y de que ella asumió el compromiso de no practicarla en sus hijas.
El padre, por otra parte, también negó su participación en los hechos y negó que estuviese a favor de la ablación. Además se justificó alegando que la extirpación se produjo durante un viaje a Gambia en 2007, algo que choca con los registros médicos de las pequeñas, que revelan que en 2010 los órganos de las niñas permanecían intactos.
El tribunal ha decidido aplicar la pena propuesta por el fiscal que asegura que "el límite al respeto a las culturas autóctonas se encuentra en el respeto a los Derechos Humanos, universalmente conocidos, y que actúan como mínimo denominador intercultural".
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