Hay souvenirs creativos y originales, los hay diferentes, los hay poco acertados y, finalmente, están los bizarros o innecesarios.
El submundo de los recuerdos de viajes es tan amplio como inclasificable. De una forma u otra todos solemos tener en nuestras casas algún resquicio de viajes, propios o ajenos, que nos recuerdan lo peligroso de entrar en la espiral del sector del souvenir.
Una vez que tienes el primero comenzarán a multiplicarse, como si de células madre se trataran, para empezar a absorber cualquier resto de polvo de la casa y acabar con las superficies limpias de todos los muebles y estanterías ¡No hay espacio que se les resista!
Generalmente la falta de poder adquisitivo del viajero o de un fondo importante dedicado a estas cuestiones, son los principales motivos por los que estas “creaciones” acaban en nuestras casas.
El típico “amigo” que busca gastarse lo mínimo para cumplir, o el cumplidor que quiere regalar a todo el mundo para quedar bien y ser regalado por todos después. Ambas razones, perfectamente lícitas pero innegablemente destructivas, contribuyen a que el mercado del souvenir se siga expandiendo a la vez que alcanza cotas de “diseño” difícilmente alcanzables por la mente humana.
Esta galería recoge un resumen de algunos de los casos más flagrantes que pueden encontrarse, aún hoy, en las tiendas de las zonas más turísticas de casi cualquier ciudad turística del mundo. Objetos hechos con desgana o con muy malas artes que harían palidecer a la mundialmente conocida restauradora del Ecce Homo de Borja, en Zaragoza, Cecilia Giménez.
LETTER
Y además:
30 imágenes alucinantes tomadas en el momento justo
Reinas del anti-maquillaje: Las peores cejas de la historia de la humanidad