Desde su nacimiento, los cachorros pasan la mayor parte del tiempo durmiendo y mamando, aunque pronto van descubriendo habilidades que les permiten ser más independientes. A pesar de ser animales de costumbres, completamente irracionales, logran sorprendernos todos los días con sus incondicionales muestras de cariño y sus incombustibles ganas de jugar. Por ello, la mejor manera de recordar su carita cuando eran cachorros, es inmortalizar sus mejores momentos, para comprobar cómo han cambiado a lo largo de los meses y de los años.
Cómo hemos cambiado
Una de las etapas más entrañables de los perros son sus primeros meses en los que, de manera intuitiva, descubren cómo afrontar las situaciones más cotidianas. A pesar de que su carácter se forja a pasos agigantados, agudizando su ingenio, hay costumbres que no cambian por mucho que pase el tiempo, como algunos juguetes, manías o, incluso, sus rincones favoritos de la casa.
¡El tiempo vuela! Así que no dudéis en disfrutar de todos los momentos posibles con vuestros cachorros y, por supuesto, de inmortalizarlo para que siempre quede constancia de que algún día también fueron pequeños e inocentes. Su etapa adulta no es menos agradable, pues podéis estar seguras de que su lealtad es algo que no os va a faltar mientras estén a vuestro lado.
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