Artículo elaborado por Fulvia Macini, directora médica de Clínicas Eva
Acabamos de celebrar en este mes de noviembre el Día Mundial contra la Obesidad y hemos recibido, como suele ocurrir, una avalancha de datos sobre la incidencia de esta enfermedad en todo el mundo y en nuestro país. Son, un año más, cifras preocupantes, que parecen crecer a un ritmo vertiginoso. Según la OMS, la tasa poblacional con sobrepeso se ha duplicado desde 1980 y las cifras en España son reveladoras: el 25 % de la población es obesa o tiene sobrepeso. Además, según un reciente estudio del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona en 2030 podría haber en España un 80% de hombres y un 55% de mujeres obesos.
La obesidad incide en todas las áreas físicas y mentales de nuestra vida y también está relacionada directa o indirectamente con otras muchas enfermedades. Sobre su relación con la infertilidad, nos habla en aquí la directora médica de Clínicas Eva, Fulvia Mancini.
La palabra obesidad, si es extrema, es sinónimo de riesgo obstétrico. Este es el primer factor que tenemos que tener en cuenta si hablamos de kilos y embarazo. Lo primero no es ya cómo puedo quedarme embarazada de manera natural, sino cómo voy a perder peso para tener un embarazo sano y sin riesgos para mí y para mi bebé. No es una exageración si decimos que la obesidad llevada a índices altos y relacionada con la diabetes está relacionada con el aborto, el desprendimiento de placenta, parto prematuro, eclampsia y otros problemas muy graves.
Eliminando la diabetes de la ecuación de riesgo, ya de por sí el exceso de grasa en nuestro organismo supone un estado orgánico de inflamación crónica que conlleva hipertensión, diabetes, patología cardiovascular y alteraciones de la coagulación. Todas estas enfermedades influyen negativamente en el desarrollo del embarazo. Los adipocitos no son células que simplemente contienen grasa, sino que cumplen una función endocrina. Producen hormonas y otras moléculas que influyen negativamente en diferentes procesos orgánicos.
En el hombre, el exceso de tejido adiposo asociado a dietas hipercalóricas está relacionado con la disminución de la cantidad de espermatozoides y de su movilidad y morfología. Varios estudios asocian el consumo excesivo de productos grasos con la calidad del esperma. La obesidad durante el embarazo supone asimismo un peligro para el bebé, que puede heredar la predisposición a padecer sobrepeso, así como algunas enfermedades, sobre todo la diabetes tipo 1 y tipo 2.
¿Qué podemos hacer? Si se busca el embarazo, la dieta es obligatoria para mujeres con un índice de masa corporal superior a 25. Pero hablamos siempre de un régimen controlado por un profesional, nada de autoimponerse dietas hiperproteicas que en el caso de la fertilidad favorecen un estado inflamatorio en el organismo que influye negativamente en las posibilidades de concebir.
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