Aunque aún no son muchas las mujeres que desean ser madres en su domicilio en lugar de hacerlo en hospitales, la asistencia del parto a domicilio es una opción demandada que suele generar muchas dudas, especialmente en lo que concierne al tratamiento médico de la comadrona y de otros profesionales ante las posibles complicaciones que puedan suceder en este momento.
No obstante, la mayoría de las mujeres que se plantean dar a luz en casa lo hacen porque buscan tener un momento más íntimo y más cercano con el bebé ya que, respecto a hace décadas cuando las madres se veían en la obligación de parir en su domicilio, las condiciones sanitarias han mejorado notablemente y el riesgo ni siquiera se acerca a lo que era entonces tener un hijo por sus propios medios.
Una elección libre
Las familias en general y las mujeres en particular tienen derecho a tomar decisiones con respecto a la maternidad y a la atención de la criatura, así como aceptar la responsabilidad personal de estas decisiones siempre recibiendo toda la información necesaria para decidir el lugar donde quieren que nazca su bebé. Para ello, deben contrastar cuáles son los riesgos y los beneficios de los diferentes procedimientos que tiene a su alcance y de los que puede disponer.
Actualmente, en España no hay una ley que no permita a una mujer parir en casa, ya que es una elección propia, pero sí existen una serie de parámetros que determinan si una mujer debe o no hacerlo mediante ingreso hospitalario y es muy recomendable que cada futura mamá sepa con certeza cuáles son sus opciones, sus riesgos y sus beneficios.
Hasta el momento, el parto en casa no está subvencionado por la Seguridad Social, algo que sí ocurre cuando las mujeres deciden dar a luz en los hospitales, pero cada mujer embarazada puede optar por tener a su bebé en el domicilio si las circunstancias son óptimas y los riesgos tanto para la madre como para el recién nacido son prácticamente nulos. El coste aproximado de este tipo de partos asistidos por matronas se sitúa alrededor de los 2.000 euros.
De este modo, se establecen una serie de criterios clínicos a partir de los cuales sí se puede recomendar un parto en casa en el caso de desestimar el ingreso hospitalario, como son un embarazo no múltiple, una historia clínica y obstétrica sin complicaciones relevantes, un índice de masa corporal óptimo al quedarse embarazada y el buen mantenimiento de los niveles de hemoglobina, así como el inicio de parto espontáneo y no inducido entre 37 y 42 semanas.
¿Cuáles son los riesgos?
Para empezar, existen una serie de situaciones en las que no se aconseja el parto domiciliario, como son los problemas de salud o las enfermedades de base de las siguientes tipologías: cardiovasculares, respiratorios, hematológicos, endocrinos, renales, gastrointestinales, neurológicos e, incluso, psiquiátricos. Tampoco es recomendable que una mujer de a luz en su domicilio si se presentan riesgos de infección (toxoplasmosis en tratamiento, si es portadora del VIH, si se puede producir una infección activa en el parto por varicela, rubeola o herpes genital...), así como que esta tenga más de 35 años.
También suponen un riesgo incrementado una serie de complicaciones previas o durante el embarazo como es el desprendimiento de la placenta, la ruptura uterina, una cirugía de útero anterior al parto, un parto prematuro, una hemorragia preparto recurrente o un embarazo gemelar. También hay que tener en cuenta el estado y la postura del feto, puesto que no es recomendable que el bebé nazca en casa si viene de nalgas o muestra una presentación anómala transversa o es necesario practicar una cesárea.
Eso en lo que respecta al bebé, no se debe optar por la opción de la asistencia a domicilio en el caso de que existan anomalías cardíacas fetales, si presenta anomalías (malformaciones, enfermedades congénitas), si se trata de un feto grande por edad estacional o si es pequeño con respecto a la semana de gestación en la que se encuentre la embarazada.
¿Y los beneficios?
La principal ventaja de tener a tu hijo en casa es que te sentirás en un lugar más cómodo y seguro psicológicamente en el que solo están implicadas tres personas como son la madre, la pareja de esta si la hubiera y la comadrona o asistente al parto que le proporcionará la atención que necesita. Además, es en esta situación cuando las mujeres tienen toda la potestad, de modo que decides cuándo parir y si hay que recurrir a un hospital, ya que muchos médicos optan por la cesárea inducida para acelerar el parto.
Ademas, en el momento en el que el nuevo integrante de la familia nazca, podrás establecer un contacto directo con el bebé, del que nadie te separará y con el que podrás establecer un vínculo más fuerte y mas rápido. Con ello, el amamantamiento se da de forma natural sin que deba pasar por las manos de mas de un sanitario antes de llegar a tus brazos, así que recibirá cuidados personalizados. De alguna manera, todo tiene lugar en un ambiente mas íntimo y cercano de lo habitual.
¿Cómo se desarrolla el parto en casa?
El parto es un acontecimiento social, emocional y fundamental en la vida y el desarrollo de una familia que invita a compartir el momento con las personas más cercanas, como es la pareja. La seguridad y la preservación de la intimidad son fundamentales en una fase tan importante para la mujer, por lo que ésta puede decidir cómo y junto a quien llevar a cabo el alumbramiento. No obstante, en esta parte es esencial la figura de las matronas, profesionales preparadas y expertas en la materia que se encargan de apoyar el parto normal.
Las matronas, que también son conocidas como comadronas o parteras, son profesionales sanitarias que utilizan medios clínicos y tecnológicos para el desarrollo de sus funciones, que competen la atención integral a la salud sexual, reproductiva y maternal de la mujer, en facetas preventivas de promoción, atención, control, asistencia del embarazo, parto y recuperación de la salud (proceso también conocido como puerperio) tanto de la madre como de los recién nacidos. Estas competencias en materia de obstetricia están reconocidas por el Ministerio de Sanidad de España.
En resumen, estas especialistas se encargan de vigilar, controlar y hacer un seguimiento de todo el proceso de preparto, el alumbramiento en sí, el posparto y la continuación del mismo. Por ello, es fundamental que cada comadrona se encargue de construir un vínculo con la mujer embarazada y la familia para establecer una relación de confianza de la que se desprendan los miedos, los deseos y las expectativas de la mujer que va a dar a luz.
Con ello, es fundamental que los profesionales dedicados al parto domiciliario dispongan el material adecuado para llevar a cano su trabajo mediante la aportación de gasas estériles, guantes, material de sutura, pinzas o gomas para el cordón umbilical del recién nacido, suero, agujas estériles desechables, tijeras, pinzas de disección, medicación de urgencia (como Misoprostol o Methergin), tubos para recoger muestras sanguíneas, estetoscopios de auscultación y otros materiales médicos homologados.
En la fase de preparto, la matrona debe darle toda la información necesaria a la familia para hacer frente a la situación, así como darle el apoyo físico y psicológico necesario para que la futura mamá sienta protección y seguridad. En esta ocasión, la asistente también debe advertir a la mujer embarazada que, en caso de complicaciones durante el parto en casa, se verán en la obligación de contar con asistencia sanitaria derivada de los hospitales.
La parte activa del trabajo de la matrona lógicamente es en el momento del parto, desde que se produce la completa abertura del cuello del útero hasta su máxima dilatación derivadas de las contracciones. Es entonces cuando debe mantener un entorno adecuado a las necesidades de la embarazada mediante unas estrictas medidas de higiene, ventilación y material accesible y esterilizado. Con ello, la matrona debe atender los cambios en el patrón respiratorio de la futura mamá, el agotamiento real o subjetivo de la misma, así como temblores involuntarios, náuseas, vómitos y otras reacciones.
Tambien debe controlar o fomentar la posición en la que más cómoda se encuentre (generalmente el parto en el agua produce dolores menos intensos para las madres y se aconseja que se coloquen de cuclillas) y favorecer su relajación, además de aportar toda la información que esta o su pareja solicite en cualquier momento del proceso antes o después del alumbramiento del recién nacido.
Después debe acompañar y aliviar con cariño y comprensión los dolores derivados de las contracciones y el parto. No obstante, puede llevar material medico de urgencia y proporcionárselo en caso necesario, como oxitocina o analgésicos locales.
Una vez haya nacido el bebé y se haya procedido al corte y el pinzamiento del cordón umbilical así como el lavado del bebé, la supervisión del latido cardíaco y la exploración del niño, las especialistas en obstetricia valoran las circunstancias de las mamás para determinar si han sufrido traumas perneares o de tejidos adyacentes para prevenir posibles hemorragias e infecciones. Valorarán la sutura dependiendo de las circunstancias (no obstante, en el caso de que se hayan producido daños mayores se las trasladará a centros donde los médicos puedan valorar su situación).
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